Imagen del Blog

lunes, 26 de diciembre de 2011

Crisis: ¿Misión Imposible?

Los bonos basura destruyeron la credibilidad entre los bancos. La sequía de crédito llega a la economía real y se lleva por delante a todas aquellas empresas que tenían una alta dependencia del crédito. Muchas grandes empresas, ante esa situación, decidieron protegerse reduciendo drásticamente los plazos de pago de sus clientes o aumentando los plazos de pago a sus proveedores, para aumentar así su capital circulante. Las pequeñas empresas no podían seguir la misma senda. Eran vulnerables y su vulnerabilidad se debía en gran parte a que pagaban pronto y cobraban tarde, por lo que las líneas de crédito les mantenían vivas. Les protegían de los clientes y proveedores que utilizaban su mayor poder en el mercado para que su déficit no se desbocara. Los bancos aumentaron los intereses de las líneas de crédito o simplemente dejaron de renovarlos. El darwinismo más salvaje se impuso.

El resultado es conocido. El drama supuso en un primer momento el cierre de un sinfín de empresas y millones de personas sin trabajo, casi de la noche a la mañana. La tragedia vino después cuando, día tras día, las posibilidades de recuperar una fuente de ingresos familiar se desvanecían, cuando los plazos de pago de los créditos seguían venciéndose, cuando miles de familias habían sido desahuciadas y cuando el Estado bombeaba fondos de forma ingente para mitigar los efectos de la crisis, en medio de la conocida falsa modestia de los responsables gubernamentales sobre los efectos del tráfico de influencias en sus cuentas corrientes y de la arraigada cultura popular del “Yo no soy tonto” a la hora de pagar impuestos.

De lo anterior extraigo cuatro conclusiones.

La primera es que vivir del crédito no debe ser una forma de vida, especialmente si tu vida está en manos de otros, comúnmente llamados acreedores. Con eso quiero decir que la percepción del riesgo de endeudarse, en términos de coste para la vida de un individuo, no debe ser por definición menor que la percepción del esfuerzo necesario en ahorrar el mismo valor durante un periodo. Si a créditos a muy largo plazo añadimos altos porcentajes de los ingresos disponibles al servicio de la deuda el resultado es un coctel al que llamaría exuberancia irracional - o una irresponsabilidad a secas – cuya necesidad de proporcionalidad inversa entre ambos nadie, y digo nadie, quiso darse cuenta, porque a nadie le iba bien hacerlo. Nos gusta probar cocteles cuando hay barra libre. Las consecuencias ahora ya las hemos conocido. La mano invisible del mercado no permite que los desequilibrios sufran ajustes paulatinos, porque las personas son irracionales, los bancos son irracionales, las empresas son irracionales, los Estados son irracionales y cuando se dan cuenta de su irracionalidad en un sentido, vuelven a ser irracionales en sentido inverso. Necesitamos normas que impidan que el crédito zigzaguee arriba o abajo, más allá de un rango razonable, independientemente de la fase del ciclo económico en que se esté. Los efectos de los excesos, o de los déficits, de crédito amplían artificialmente los ciclos económicos. El problema de las borracheras es que provocan nauseas, hay que limpiar toda la casa después y que quizás ni nos acordemos de cuál fue la copa que nos hizo perder el sentido de la realidad. Solemos recordar solamente lo bueno de la fiesta. Y no aprender de los errores permite que éstos vuelvan a repetirse. Y volveremos a beber como antes. Necesitamos racionalidad en la amplitud de los plazos de los créditos concedidos y en el porcentaje de la renta dedicada a ellos. Si el mercado no es capaz de hacerlo razonablemente se hacen necesarias leyes que permitan arrojar un poco de sobriedad a bancos, empresas, particulares y gobiernos. Aunque el momento no sea el idóneo. Dejemos el crédito para las cosas realmente importantes. Para todo lo demás ¡ahorrar!

La segunda es que entiendo por justicia que se pague rigurosamente contra el traspaso de propiedad de un bien o el consumo de un servicio, independientemente del poder de mercado de que uno disponga. De esa forma las empresas se centran exclusivamente en la utilidad y en el valor de las cosas y dejamos que los problemas financieros resultantes de una mala evaluación de lo anterior lo arregle cada cual directamente con los bancos, que tienen esa función exclusiva: la de vender dinero a un coste para solventar huecos financieros. No se debe dejar margen a maniobras truculentas de las empresas más poderosas hacia las empresas consideradas más “débiles” financieramente, para que las últimas arreglen el balance de las primeras. Los pocos intereses que obtienen las empresas que disponen de cierto poder, reteniendo en su caja el dinero que deben a otros, no compensa el riesgo de insolvencia de esos otros con menor poder. No beneficia en nada a la sociedad en su conjunto que esto ocurra, por lo que simplemente no debería ocurrir.

La tercera conclusión es que no parece que se haga lo suficiente por el empleo. Disponemos de estabilizadores automáticos que mantienen la renta de las familias cuando los individuos pierden el empleo, a través de los subsidios de desempleo, pero no disponemos de estabilizadores automáticos del mismísimo empleo. El deber de un gobierno es evitar la exclusión social proporcionando ayuda para que en situaciones temporales adversas la dignidad de los individuos no decaiga por debajo de unos baremos mínimos aceptables por la sociedad. Eso debe hacerse a cualquier coste porque todo el ser humano no debe ser abandonado a suerte en situaciones graves. En España se ha estigmatizado a un muy reciente presidente por haber gastado quizás más allá de lo razonable para garantizar las políticas sociales a un amplio espectro de la sociedad en dificultades desde el inicio de esta grave crisis, cuyas principales causas se hallaron fuera de nuestras fronteras, aunque ésta fue amplificada por la burbuja local inmobiliaria. No he visto que nadie en su momento le incentivara a que matara la gallina de los huevos de oro local. Y no me parece justo. Era su deber como dirigente máximo haber intentado salvar de enormes dramas humanos a toda esa gente que realmente lo necesitaba. Pero aun más importante que ese objetivo - y eso le hubiera garantizado el título de gran estadista y quizás la reelección - era haber impedido que la crisis hubiese arrojado a millones de personas al paro, desde su situación de trabajadores autónomos o por cuenta ajena. Tal como lo han impedido otros países del entorno. Hubiésemos evitado la máxima del “Spain is different”. El empleo, y más aún el empleo digno, será posiblemente uno de los mayores retos de futuro de la Humanidad. Exigimos, a través del gobierno, el cobro de impuestos sobre los beneficios de las empresas – caso consigamos rastrearlos - pero no les exigimos que creen empleo según su capacidad financiera. Una empresa que no cree empleo se asemeja a una sanguijuela de la sociedad, captando recursos de muchos y redistribuyéndolos entre sus escasos accionistas. O esos recursos son aplicados en proporcionar un máximo de empleos dignos a través de su actividad o el número de accionistas debe elevarse hasta que proporcionen un máximo de valor a cada accionista equivalente al valor del empleo digno que no han creado. Solo de esa forma los recursos captados serían distribuidos equitativamente entre la sociedad. Como suele funcionar a menudo, la mejor regla es la del palo y la zanahoria: Empleo si, impuestos no. Empleo no, impuestos si.

La cuarta y última conclusión sería que solemos ser demasiado condescendientes con los comportamientos poco íntegros o poco honestos de nuestros dirigentes (¿porque tengamos interiorizado el perdón como remaneciente de nuestra tradición católica o porque haríamos lo mismo en su situación?). Una cuarta parte de la economía española corresponde, según ciertos estudios, a economía sumergida. Para cuadrar el déficit público hacemos recortes obscenos, vamos al mercado dispuestos a pagar intereses indecorosos, imploramos que Europa asuma parcialmente nuestros costes. ¿Todo esto cuando, al final, todo el dinero necesario está en casa, debajo de la alfombra? No me canso de escuchar sobre el afán recaudatorio de las Administraciones. Si queremos servicios que cubran nuestros derechos, tenemos que pagar. Si queremos más servicios, tenemos que pagar más. Si incumplimos nuestros deberes como ciudadanos tenemos que pagar multas y dejar de divagar sobre el carácter del mensajero que las puso o de la interpretación laxa que nos conviene sobre la ley. Si seguimos aplaudiendo y votando a los que están enredados en casos de corrupción, nada cambiará. Cuando asumamos finalmente nuestros deberes seremos capaces de exigirlos para aquellos que manejan el dinero de nuestros impuestos, nuestro dinero común. Quizás, antes de indignarnos con el comportamiento de otros, debamos indignarnos con el nuestro propio y acatar la ley, nos vaya bien o no. Por veces pienso: ¿porqué debemos tener dinero físico en nuestros bolsillos? ¿Porqué no disponemos exclusivamente de dinero de plástico? ¿Acaso no está la tecnología lo suficientemente avanzada para garantizar el correcto resguardo de nuestros ahorros vía telemática? ¿No sería posible que nuestras autoridades pudiesen rastrear, asegurar el control de las transacciones y recaudar imperativamente todos los impuestos marcados por ley caso no se pudiera, en ningún caso, pagar en efectivo? Me impresiona que España sea de los países con el mayor número de billetes de 500 euros en circulación. Me pregunto dónde estarán. ¿Recuperarlos o impedir que nuevos billetes sigan circulando sin cualquier control es misión imposible?

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Dejemos de llorar sobre la leche derramada: ¡Es hora de remontar la crisis!

El otro día, un amigo me preguntó: “¿De quién es la culpa de esta crisis?” Pensé un poco en la respuesta y le contesté lo que creía: “Un poco de todos nosotros”. Él se esperaba, probablemente, que le iba a responder algo así como “de los bancos”, “de los políticos”, “de los mercados” y creo que hasta hubiera aceptado una respuesta tipo “del Club Bilderberg”. ¿Pero “de todos”? Y me contestó: “Pero si hace cuatro años estaba yo en mi casa tan tranquilo, afortunadamente ahora hago lo mismo que hacía entonces, mi vida poco ha cambiado, ni arriba, ni abajo, y hoy día no ganamos para sustos con el país al borde del colapso día sí y el otro también. ¿Qué ha pasado? No me veo entre los culpables.”

Cuando crisis era una palabra destinada a caer en desuso, cuando gastábamos mucho más de lo que teníamos, cuando incluso soñábamos que lo íbamos a ganar, cuando expertos bancos en artes mercantiles invertían grandes sumas de capital en nuestro ego, porque creían que les podíamos hacer más felices en el futuro de lo que ya eran en el presente, pero sobre todo cuando todos nosotros creíamos ciegamente en la máxima del capitalismo en que todos actuando de forma egoísta e individual generaríamos el mayor bienestar de la sociedad, en ese entonces, y no después, se inició la crisis. No es nada nuevo. El griego Esopo ya lo había descrito con gran precisión hace siglos en uno de sus grandes trabajos titulado “La Lechera”.

Hemos creado un país de arquitectos, encofradores, albañiles, peones, jefes de obra, carpinteros, electricistas, fontaneros. Hemos apostado todo al rojo. Y perdimos.

Perdimos el potencial de cinco millones de personas que no saben qué hacer con su tiempo en casa, perdimos poder financiar la educación, la sanidad, la justicia y las políticas sociales que deseábamos para nosotros y para nuestros hijos, perdimos al tener que decir al resto de Europa que necesitamos que nos eche un cable con el acecho de los mercados, aunque, de momento, mirando por el retrovisor a Grecia, Portugal e Irlanda.

Deberíamos no tanto preguntarnos que hicimos para llegar a esta situación, como preguntarnos qué no hicimos cuando todo nos iba “bien”.

Pero, retomando a Esopo, no vale la pena llorar sobre la leche derramada.

Deberíamos centrarnos en hacer ahora mismo lo que no queremos arrepentirnos en el futuro de no haberlo hecho. Más que nada porque lo mal de hoy, puede que mañana nos parezca que no ha estado tan mal, si se cumple la profecía de Murphy…

El Estado tiene problemas de financiación para atender las políticas de bienestar que había otorgado a los ciudadanos. Cuando los fondos son escasos debemos dirigir los pocos recursos a operaciones que requieran una mayor eficiencia.

En primer lugar se debería atacar de forma contundente el fraude fiscal. La Fundación de las Cajas de Ahorro estimó en Junio de este año que la economía sumergida asciende casi a 24% del PIB en España y creció el doble que la economía española en los últimos 30 años (http://www.elpais.com/articulo/economia/Funcas/afirma/economia/sumergida/Espana/asciende/24/PIB/elpepueco/20110601elpepueco_8/Tes). En grandes números: el Estado sería un 24% más rico de lo que es ahora si pudiera acceder a esa parte de la economía, que es solo de algunos, para poder redistribuirla entre todos. Aunque el estudio destaca que el aumento de la presión fiscal es el gran responsable del aumento del fraude, yo que no soy ningún experto, tengo la sensación que el culpable es aquél que tiene ganas de no cumplir la ley, básicamente porque le va mal hacerlo, y que por lo tanto debería ser perseguido por la justicia. Además, y sigo hablando solo de sensaciones, creo que todo lo que se invierta en recuperar lo perdido, aparte de que se restituya lo que es de todos, permite desincentivar a potenciales defraudadores, por la que les puede caer. Tampoco sé si no estaría demás, en la situación actual, donde cabría un amplio rechazo a ese tipo de conductas, plantearse la ampliación del plazo en que se debe mantener los registros contables o los plazos de prescripción de delitos fiscales.

En segundo lugar se debería eliminar la corrupción. ¿He dicho eliminar? Si, eliminar. Corrupción cero y el Estado como ejemplo. Quizás se debiera empezar por la creación de un organismo independiente encargado de auditar los organismos estatales, con acceso casi ilimitado a todas las cuentas, y cuyas misiones básicas serían: por un lado detectar casos de corrupción en los entes públicos (http://www.transparencia.org.es/BAROMETRO%20GLOBAL%202010/INFORME%20DETALLADO%20SOBRE%20EL%20BAROMETRO%202010.pdf); por otro verificar la eficiencia en la asignación de recursos, a través de indicadores que relacionen gasto con el bienestar de las poblaciones al cual va dirigido; y por último estimar si los costes de mantenimiento de las políticas llevadas a cabo pueden ser financiados en el largo plazo con un bajo riesgo de incumplimiento. Los resultados serían una buena herramienta para que los votantes puedan discernir de forma empírica los logros, en su bienestar y el de sus descendientes, que les están proporcionado sus gobernantes, para garantizar la confianza que ha sido otorgada a éstos últimos dándoles en mano las llaves de las arcas públicas y para asegurarnos de que lo que nos dan no es pan para hoy y hambre para mañana.

En tercer lugar se debería hacer de la Educación una pieza estable, aparte de clave, del país que se quiere crear mañana. Lo fundamental de una clase es que ésta debe permitir que los alumnos adquieran concentración/atención para asimilar conocimientos, basados en la ética y en el respeto a los demás, que les sirvan para su crecimiento personal y relacional, en una edad temprana, y profesional, en una edad más madura. Todo el sistema educativo obligatorio cambiante, que no permita que los alumnos adquieran, al final de los distintos cursos lectivos, elevados grados de concentración, ética y respeto, ha fallado en su cometido, y generará individuos que, en una alta probabilidad, no dispongan de esas cualidades como adultos (http://www.stecyl.es/prensa/041220_Escuela_Finlandia.htm). No disponer de ellas puede facilitar que no solo el individuo adulto no contribuya a elevar su bienestar y el de la sociedad, como puede que reme en su contra, bajándoles a ambos. Otra vez no soy experto en el asunto, y volviendo al campo de las sensaciones, creo que los alumnos deben tener segundas oportunidades para aprobar, si no lo han conseguido a la primera (sistema de repesca), o para que se esfuercen más, pero se les debe también conceder la oportunidad de fallar, y de no pasar de curso. Fallar, y sus consecuencias, también es una forma de crecimiento personal, siempre y cuando se haga que el alumno lo perciba como un revés en su vida, aunque hacerlo no debe ir en detrimento del grupo, de menor edad, al cual se va a reubicar, por lo que se requiere de los profesores una formación y autoridad suficientes, más allá de sus conocimientos sobre las asignaturas impartidas, para tratar este tipo de posibles conflictos.

En cuarto lugar, el trabajo bien o mal remunerado parece que esté en fase de extinción. Made in China, inmigrantes, deslocalizaciones, EREs. El pánico se nos apodera. Crear y mantener el número de puestos de trabajo que una sociedad necesite según un nivel retributivo que permita una vida digna. ¿Parece utopía? Pues llega un momento, notablemente cuando uno cree que no podía estar peor, que es cuando pon manos a la obra para alcanzar las utopías. Y creedme, se puede estar peor. Por lo que no conviene aplazar ese momento durante mucho más tiempo. El luto es necesario pero no debe ser vitalicio y se debe finalmente mirar hacia el futuro. Todo lo que una empresa no paga a terceros es distribuido en forma de sueldos internos o se queda invertido en aplicaciones a corto y medio plazo, para que se pueda afrontar inversiones futuras en el negocio. La empresa que distribuya la totalidad de ese montante de forma igualitaria en sueldos internos dignos, generará el máximo número de puestos de trabajo que pueda. Claro que esa empresa, si existiera, se llamaría MTC SA (Madre Teresa de Calcuta SA). Pero la avaricia nos ha llevado hasta donde estamos hoy y los resultados están a la vista. Los impuestos sobre sociedades deberían incentivar a que muchas empresas se convirtiesen a una nueva religión, menos basada en la codicia y más basada en la cosa social. Deben permitir el justo equilibrio entre los intereses de accionistas y los de la sociedad. Necesitamos que se generen puestos de trabajo, que éstos permitan un sano desarrollo personal y que dispongan de un valor digno en un mundo altamente conectado donde abundan trabajadores (http://www.oit.org.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=199:en-un-nuevo-estudio-sobre-espana-la-oit-urge-politicas-centradas-en-el-empleo-para-consolidar-la-fragil-recuperacion&catid=59:noticias&Itemid=58).

En quinto lugar replantearía la idea actual de especulación en bolsa. “Ford cada día antes de entrar en la Bolsa de Valores solicitaba a un limpiabotas que le sacara lustro a sus zapatos hasta que un día éste, de forma tímida, se permitió la libertad de aconsejarle a que invirtiera en ciertos títulos que él mismo había modestamente adquirido. Después de darle una moneda por los servicios prestados Ford entró en la Bolsa y vendió todos los títulos que tenía en cartera mencionados por el limpiabotas. Efectivamente los títulos se hundieron.” Los que disponen de silla en el consejo de administración de las grandes empresas son los que mejor conocen como se van a comportar sus empresas, muchas de ellas con acciones cruzadas con otras grandes empresas y en posición de dominio en los mercados. Cuando los brokers detectan los movimientos que hacen los primeros, que intentan operar grandes sumas de dinero de forma sigilosa y escalonada, el precio de los títulos ya ha variado considerablemente y éstos se lanzan a la carrera. Por último el Sr. García, dueño de una panadería en el barrio, se entera, casualmente en las noticias, que los títulos en que había depositado una parte importante de sus ahorros, y aconsejado por el quiosquero, no valen absolutamente nada. Me pregunto por qué a veces entramos en batallas perdidas antes de que empiecen. ¿En qué nos sirve a la sociedad que se especule con el valor teórico de las empresas en el mercado? ¿Por qué las decisiones de inversión en acciones no se basan exclusivamente en los beneficios que la empresa puede potencialmente aportar con sus productos o servicios, con su innovación, con su conocimiento, con su capital humano? ¿Qué sentido tiene que se adquieran acciones para venderlas a menos de un año vista? ¿Se está invirtiendo en un proyecto real de futuro o simplemente solo se está jugando al póquer? ¿Quién gana? ¿Quién pierde? Señores gobernantes sugiero que por favor limiten por ley todas las operaciones de corto plazo en valores bursátiles.

¿Otro Mercado Bursátil es posible?

lunes, 15 de agosto de 2011

Crédito: ¿Bendito eres tú entre todas las opciones?

Ahorrar es infinitamente más barato que solicitar un crédito. Uno depende exclusivamente de su esfuerzo y buen hacer, lo que permite cierto grado de libertad. Lo contrario significa perderla.

Si la vida laboral teórica se sitúa en España como máximo entre los 16 y los 67 años, 51 años o casi 92000 horas de trabajo, y en nombre de la libertad, debería estar completamente prohibido que un particular pudiera asumir una deuda en que deba dedicar más de la mitad de su vida útil laboral pendiente a pagarla, desde el momento en que contrae el crédito, por lo que el máximo se situaría en los 25 años. Esto independientemente del valor del crédito solicitado o de si los tipos de interés acordados son fijos, y menos aún si son variables, ya que la vida laboral real puede ser -y normalmente lo es- muy inferior a la teórica. Eso implica que el esfuerzo real es una dedicación mucho mayor de las horas reales de trabajo al servicio de la deuda que la inicialmente esperada.

El Pacto de Estabilidad y de Crecimiento del Euro implica que los Estados deben cumplir con unos objetivos de déficit inferiores al 3% y una deuda pública inferior al 60% del PIB. Estos objetivos parecen insuficientes. Como en la casa de cualquier buena familia, no se puede constantemente vivir de sacar la tarjeta de crédito para cubrir todos los meses un déficit del 3%. Eso puede pasar algún mes con gastos extraordinarios o inesperados. Una familia precavida suele ahorrar algo de lo que ingresa, preferiblemente entre un 5 o 10% cada mes, para los tiempos peores. Los bancos tampoco facilitan créditos que impliquen un esfuerzo mensual superior al 35% de la renta familiar. Por algo será... Si eso es válido para el común de los mortales es difícil de entender que los Estados Europeos no apliquen políticas similares. Quizá, si nuestros gobiernos hubiesen sido más precavidos hoy no estaríamos al borde del abismo.

Los bancos son reticentes en validar créditos hipotecarios en los que la deuda quede saldada con la entrega del inmueble por incumplimiento de pago de las cuotas por parte del deudor. La verdad, lo que todo banco realmente quiere es simplemente que los individuos paguen religiosamente sus cuotas en los plazos acordados. Ni antes, ni después. Lo demás es una cuestión de riesgo de avales. Si un banco quiere conceder un crédito sin cualquier aval, lo podría hacer, pero todo tiene un precio, aunque hay riesgos que quiere evitar. Los riesgos importantes deben ser asumidos por la parte más fuerte, no la más débil. Actualmente en España los bancos siempre podrán perseguir todo el patrimonio de los individuos que han contraído créditos hipotecarios, lo que les permite disminuir al máximo el capital dudoso de cobrar, aunque esto arruine completamente la vida de los deudores y puede que no les quede más remedio que ser ayudados por nuestro estado de bienestar para poder seguir adelante. Pues todo el riesgo tiene un precio y ese riesgo el Estado no debería permitir que los particulares lo asuman, aunque deben pagar un seguro por ello. Si se quiere que el banco asuma el riesgo de no poder disponer del capital personal de los deudores en caso de impago y que el traspaso de propiedad del inmueble al banco salde la deuda, seguramente, para que ese riesgo sea asumido por el banco, éste debería trasladar unos tipos de interés más elevados a los individuos que deseen contraer una hipoteca. El Estado debería obligar que así sea para evitar costes mayores en dramas humanos y a las arcas públicas. Desgraciadamente la ofuscación de disponer de la casa de tus sueños con créditos baratos y constantes en el largo plazo se ha desvanecido, y con ella la soberbia y vanidad de bancos, apretados por la competencia, y de hipotecados, que quieren tenerlo todo ya, sin esfuerzo y sin pensar que podrán venir tiempos peores.

Si vivir del crédito es nuestra única opción, ¡que Dios nos coja confesados!

miércoles, 13 de julio de 2011

Cuando la caja está vacía: El déficit público español

Estamos en crisis. Intentar salvar el helado a lametones cuando se está dentro de la sauna es una solución pero no parece la más razonable. Salte de la sauna primero. Lo hemos asumido y eso, por lo menos, nos abre un abanico de posibilidades para priorizar las urgencias. Está claro: lo primero es lo primero. Pero en algún momento habrá que preguntarse ¿por qué narices uno se ha metido dentro de la sauna con el helado? Lo que para unos ha sido un bache económico de una dimensión superior a la habitual para España ha sido una catástrofe económica.
En 2007 el estado español disponía de un superávit del 2% del PIB, hasta convertirse en un déficit de más del 11% en 2009, aunque se espera termine este año algo por encima del 6%, con el permiso de los “mercados”. El diferencial entre lo que se gasta y lo que se ingresa es para lo que hay que buscar financiación en el mercado. Es entonces cuando empiezan las comparaciones con los alemanes. Y las comparaciones son odiosas. Si muchos no quieren financiarte porque no ven garantías de retorno suficientes, los que quedan lo hacen a unos intereses más elevados que los que se aplican a otros países.

El déficit público español se debió a una fuerte caída de los ingresos pero también por importante aumento de los costes.

Caída de Ingresos:

Hubo un momento en que los bancos cerraron literalmente el grifo de la financiación, debido esencialmente a la desconfianza causada por los famosos paquetes con activos tóxicos escondidos. Y lo cerraron para todos. Las empresas con menos fuerza comercial ante sus proveedores y clientes, y por lo tanto más dependientes de la financiación bancaria para cubrir sus propios déficits de caja, rápidamente vieron que tenían un problema si cobraban a 90 días y pagan a 30. Fue la primera crisis del déficit a nivel microeconómico. Y sin financiación para cubrirlo se formó un maremoto de quiebras con miles de despidos y vidas truncadas. Claro que eran empresas extremadamente dependientes del crédito bancario para vivir. Pero antes de ese tipo de dependencia ya eran completamente dependientes de clientes o proveedores que utilizaban su posición dominante para obligarles a aceptar sus onerosas condiciones de pago o de cobro. Con esto quiero decir que las empresas dominantes obligan a sus clientes o proveedores a financiarlas mientras las empresas y consumidores en una posición no dominante en el mercado deben buscar en el sistema bancario la financiación requerida por las empresas dominantes. Esta situación nada tiene que ver con fabricar y vender productos o servicios, pero, como se ha comprobado, puede llevar irremediablemente a la ruina todo un país.

Me parece que ya va siendo hora de que se establezca por ley que todos los bienes y servicios deben ser pagados al contado, contra la entrega del bien o servicio, y que debe ser responsabilidad exclusiva del pagador buscar la financiación requerida en el sistema bancario para atender sus intereses de compra, independientemente de su posición dominante o no. Todo el retraso en el cumplimiento de las obligaciones de pago debe devengar intereses automáticos desde la entrega del bien (y no desde la fecha de la factura), obligatorios y recogidos en ley según cálculos específicos para tal efecto y de acuerdo con un determinado índice de referencia.

Lo anterior debería ser válido para todos, incluídas las administraciones públicas.
Y no importa que las empresas dominantes obliguen a sus proveedores a descontar en el precio los intereses a 90 o más días. Lo importante es que todas las empresas cobrarían al contado y que las nuevas decisiones de compra que tomen para mantener su negócio en marcha se harían con la disponibilidad financiera necesaria. No habría entonces la necesidad imperiosa de recurrir al mercado bancário para antender la financiación de las empresas dominantes en su lugar. Todo esto solo por si alguién se inventa otro instrumento financiero, con un atrayente y llamativo nombre en inglés, y cuya traducción tardamos en descubrir que sería "basura" y ponga el sistema financiero mundial patas arriba otra vez.

Aumento de los Costes:

Los subsidios de desempleo actúan como estabilizadores automáticos y permiten que, lo que podría ser una situación de pobreza extrema, sea solamente una situación de casi pobreza, durante un límite temporal que se espera sea lo más corto posible, hasta encontrar un nuevo trabajo. Se podrá discutir si la retribución de ese tipo de ayuda es más o menos grande, pero es indiscutible que permite una mínima seguridad financiera a quienes padecen esa situación. Pero lo cierto es que en España se crean muchos empleos en épocas de bonanza y se destruyen muchos empleos en épocas de crisis. Y en otros países no. La sangría de recursos durante las crisis es dramática para mínimamente mantener el nivel de vida de los ciudadanos. Algo no hacemos bien. Eso se debe, a mi entender, a la alta tasa de temporalidad (gente que durante varios años no ha podido averiguar que es un empleo fijo) y a la escasa movilidad entre aquellos que disponen de empleo fijo (¡las sillas se moldean según la anatomía del empleado durante toda una vida! Cómo para pedir que los políticos no hagan lo mismo…). Si no hay vacantes entre los empleos fijos, los que se incorporan al mercado de trabajo solo pueden optar mayoritariamente a los puestos de nueva creación. 100 perros para un hueso… Tampoco propicia la transferencia de conocimiento entre empresas o que se creen nuevas empresas con el conocimiento y experiencia de los trabajadores fijos. Esos trabajadores prefieren abdicar de una incierta carrera profesional de futuro en otras empresas si tienen que pensar en los X días por año trabajado que van a perder por irse voluntariamente en lugar de que les echen. Como reza el dicho: “Mejor malo conocido que bueno por conocer”. Por lo que con este panorama que nadie se espere 6 páginas de ofertas de trabajo en el periódico dominical.

Pero no culpemos a los trabajadores fijos por actuar de esa manera, aunque parte de la inmovilidad laboral se debe al cultural arraigo al “pueblo”. La verdad toman las decisiones más lógicas posibles en el contexto en que están inmersos. Lo que es cierto es que el contexto no es el óptimo teniendo en cuenta los resultados.

Entre las ideas que en principio, y según lo que conozco, estoy a favor de que se pongan en práctica están:

• El “modelo austríaco”, donde las empresas en dificultades son incentivadas a reducir la jornada de sus trabajadores en lugar de despedirlos, lo que libera al estado de parte de la carga de los subsidios de desempleo

• Utilizar exclusivamente dos tipos de contrato:

      a) uno temporal de 6 meses renovable un máximo de 1 vez en la misma empresa y el cual debe convertirse obligatoriamente en fijo al cabo de un año. La esencia del contrato temporal debe ser solamente la de conceder tiempo para que ambas partes averigüen la conveniencia de transformar esa relación en duradera.

      b) el otro fijo, o de carácter ilimitado o atemporal, sin grandes impedimentos legales para que ambas partes cesen su relación. Vamos, como en los matrimonios.

• Todas las empresas deberían ingresar en un fondo para cada empleado, obligatoriamente y de forma anual, un porcentaje sobre su sueldo desde que éste haya iniciado su actividad en cada una de ellas hasta que la cese. El empleado sería entonces el titular exclusivo de dicho fondo y éste solo lo podría utilizar cuando se encontrara en situación de desempleo, en cualquier de las empresas en que trabaje, y el cual se complementaría con los subsidios de desempleo vigentes. Caso la situación de desempleo no se produjera a lo largo de la vida laboral de un individuo este fondo se podría utilizar como complemento de pensión.

• Fomento del trabajo en casa, total o parcial del conjunto de horas de trabajo anuales computables. Permitiría que el arraigo geográfico no fuera un impedimento para el cambio de empresa en muchos ámbitos laborales, a parte del evidente impacto positivo en el ambiente por la reducción de la necesidad de desplazamientos. Movilidad laboral sin necesidad de movilidad física. Probablemente cualquier medida de desgravación a las sociedades mercantiles en ese sentido permite ahorros sustanciales en los costes energéticos y una mejora de la conciliación laboral y familiar.

Son ideas que no sé si son de izquierdas o de derechas. Solo sé que miro el conjunto, con los datos que tengo, y me parecen razonables para todos. Seguramente habrá políticos que dispongan de más datos que yo y equipos económicos dedicados a analizarlos. Lo único que les pido es que obvien las ideologías y miren el conjunto. A veces las ideologías solo permiten ver a unos cuantos y tapan a otros.

sábado, 25 de junio de 2011

Inmigración en España: Ejemplos de Miedos y Esperanzas


Me pregunto cuantos inmigrantes en España están inscritos en el Censo Electoral.

Me pregunto cuántos han votado en las elecciones municipales de este país.

Me pregunto porqué los españoles residentes hace años, por ejemplo, en Argentina, pueden decidir, a través de su voto, sobre el destino de su alejado pueblo, o de su alejada Comunidad Autónoma, o de su alejado país, y porqué los residentes extranjeros en España hace varios años no lo pueden hacer sin pasar por un calvario de papeles, léase, nacionalizarse. 4 o 5 años de asentamiento en un lugar me parece tiempo suficiente para que cualquier ciudadano consagre sus derechos y deberes en él y los pierda en otro. Esto solo se consigue con acuerdos bilaterales entre Estados. Y para que sea una realidad es necesario un clamor popular que mueva a los varios Ministerios de Exteriores en ese sentido. Casi nada...

Si todos los inmigrantes, que han emprendido su camino en España, al igual que muchos españoles lo han hecho en el extranjero, y que están plenamente asentados, pudiesen y quisiesen votar, quizás los autóctonos les viesen entonces con la naturalidad con que se veen los iguales.

Abogaría por que la residencia dispusiera de un estatuto legal superior al de la naturalidad, especialmente en lo que concierne el derecho a voto. La realidad debería ser modificada por aquellos que la viven, más que por aquellos que la añoran. No haría falta entonces que los políticos españoles fuesen de campaña electoral en Ultramar.

Seguramente los discursos racistas de ciertos políticos se moderarían mucho si una importante porción de las personas que pertenecen a una sociedad, y a las cuales les podría afectar directamente sus políticas, pudiesen y quisiesen votar.

Hay aquellos que abogan por sociedades inmutables y que quieren constantemente revivir el pasado. Los de hoy ya no somos los de ayer. El futuro conjunto que vislumbramos inevitablemente va a ser diferente del pasado. Todos nos necesitamos mutuamente. España necesita inmigrantes o necesita que, los hasta ahora autóctonos, aumenten considerablemente su tasa de natalidad para que la consistencia de una piramide poblacional inversa no sea el prelúdio del desmantelamiento de lo que se ha podido generar hasta ahora del "Estado de Bienestar". Y no solo eso. Además necesita crear puestos de trabajo para toda la población joven que pretende captar y convertir así la pirámide futura en una algo más llevadera.

La agricultura asentó en su momento a las poblaciones. Lo queramos o no, parece que el futuro volverá a ser de los nómadas. Deberíamos propiciar la igualdad de derechos y deberes a los que pasen por aquí y deseen asentarse. Por su bien y por el de todos.

Barcelona
http://www.bcnantirumors.cat/page/rumors
http://www.bcnantirumors.cat/informat/els-immigrants-i-lestat-de-benestar

Badalona
http://youtu.be/j4yzK36IzHw

Bilbao
http://youtu.be/gCkZqkZ13vg

Vic
http://youtu.be/gBGNt479Euc

Madrid
http://youtu.be/NA9u5ZFpCZ4

Campañas
http://youtu.be/UmV2K_i8lxs

Relatos
http://youtu.be/EKnnzgM8xhk

Dificultades para escuchar su voz
http://www.legacom.es/spip.php?article2957

Opiniones
http://legalcity.es/?p=4298

jueves, 16 de junio de 2011

Teorías del Solsticio de Verano

Cargos Públicos Políticos: Dedicarse a la política es una loable labor hacia la sociedad. Debería ser considerada por aquellos que dan un paso adelante en ese sentido como un humilde intento en utilizar los cauces democráticos que se ha dado todo un pueblo para redistribuir la riqueza entre la población y luchar contra las injusticias sociales. Pero hacer de la política un medio exclusivo de vida no me parece sensato. Los políticos, a excepción de aquellos escasos que ocupen los puestos más relevantes de la pirámide pública, tanto del gobierno como de la oposición, no deberían desvincularse de sus trayectorias profesionales privadas. Deberían ser cargos esencialmente en media jornada en la función pública y la restante jornada en la función privada. Trabajar en la función pública debería ser el resultado, esencialmente, del afán de servir a la sociedad, más que de una manera de llevarse un sueldo que mantenga íntegramente los gastos de la casa. Es quizás preferible que haya dos regidores en media jornada que uno a jornada completa. La otra media jornada en la empresa privada servirá para acompañar la evolución de su sector de actividad, y permitir reintegrarse a tiempo completo, sin grandes traumas de desarraigo, cuando crea que su cometido con la sociedad se haya cumplido y que debe pensar ahora en profundizar en su carrera. Obviamente los roles a desempeñar en el sector público deben ser compatibles con aquellos desarrollados en el sector privado para evitar la tentación de la malversación de fondos comunes.

Paro: El paro es el mayor drama que una sociedad puede padecer. No hay hoy y no hay futuro, ni sueños. Aquí va otra vez la teoría de la Economía de Mercado Planificada: Todas las personas mayores de edad y, según sus capacidades físicas y mentales, deberían tener el deber (¿constitucional?) de trabajar. Todas las empresas deberían tener el deber (¿constitucional?) de promover el mayor número de puestos de trabajo posible según su capacidad financiera. El paro que se pueda incurrir por el incumplimiento de cualquiera de esos supuestos debería ser reducido a través de sanciones fiscales.  Estudiar es invertir en el futuro, es decir, es apostar por que los ingresos futuros compensen los no ingresos actuales. No es necesario formar exclusivamente a una sociedad de ingenieros pero para saber hacer algo bien es necesario aprender a hacerlo primero. Lo que sea, pero saber más. Siempre hay algo más que no sabemos. Estudiar en mayoría de edad, sin ejercer el deber de trabajar en la actualidad, es un coste que actúa en detrimento de la equidad y que la sociedad en su conjunto puede decidir asumir temporalmente por cuenta de algún individuo, pero el obligado ante ella es aquél que ha optado por esa vía, el cual tiene el deber de cumplir con éxito su cometido o resarcir a la sociedad, a través de una penalización tributaria, caso no lo lleve a cabo, a partir del momento que sus ingresos laborables futuros se hagan efectivos. Los ciudadanos deben pagar los servicios que desean disfrutar a cargo del presupuesto común. Las empresas (y reniego del término de persona jurídica) son exclusivamente medios, a cargo de personas, para alcanzar el máximo beneficio para el empresario. Esa concepción egoísta y puramente capitalista de libre albedrío en la toma de decisiones, la cual no proporciona beneficios estables para la sociedad, no me parece correcta. Las empresas deberían generar el número máximo de puestos de trabajo, incluidos los de sus accionistas, pagados según la capacidad financiera de la empresa, o lo que es lo mismo que decir aquello que ésta se reserva para pagar a sus trabajadores y accionistas y para invertir en expansión futura, y según el nivel de renta y horas de trabajo por trabajador durante un periodo que la sociedad, a través del Estado, crea que son justas para el sector en que está inmersa. Es cierto que el capital que el empresario adquiere, y no distribuye en forma de puestos de trabajo directos en su empresa, revierte en la formación de empleos a través de su gasto, pero no quiere decir que los empleos que cree en otras empresas por ese método sean los que la sociedad necesite y considere idóneos para maximizar el bienestar general. Todo el capital que un accionista acumule en forma de beneficios o que se reserve para invertir en expansión empresarial futura, sin ejercer el deber de crear puestos de trabajo directos en la actualidad, es un coste que actúa en detrimento de la equidad y que la sociedad en su conjunto puede decidir asumir temporalmente por su cuenta, pero el obligado ante ella es aquél que ha optado por esa vía, el cual tiene el deber de cumplir con éxito su cometido o resarcir a la sociedad, a través de una penalización tributaria, caso no lo lleve a cabo, a partir del momento que sus ingresos empresariales actuales o futuros se hagan efectivos.
Indignados: Es una pena que el Movimiento de los Indignados, también conocido por Movimiento 15M, haya dado la excusa a las fuerzas del orden público para que actuasen de forma contundente contra algunos de los miembros de esa formación hoy en Barcelona, al intentar impedir la entrada de los parlamentarios en el Parlament de Catalunya y así la votación del proyecto de los presupuestos de 2011 de esa Comunidad. Desgraciadamente el grupo, que se ha inspirado en los manifestantes de Túnez, ha optado por dejar de actuar dentro de la legalidad. Ha creído que una forma de gestión sin líderes claros, y simplemente con la plena participación de los que les acompañaban físicamente en la Plaça Catalunya, era más democrática. Estaban llamados a ser un ejemplo para el mundo, pero no han tenido la amplitud de miras necesaria para mantener el apoyo de aquellos que estaban más allá de sus ojos, por detrás de las tiendas de campaña. La Plaça Catalunya no es el centro del mundo. Hubiera querido que se hubiesen desplazado a la plaza de mi barrio, de mi pueblo, que pudiese interactuar permanentemente con ellos, proponer y escuchar propuestas y, quizás, que fuesen finalmente un instrumento importante de presión ciudadana hacia las instituciones políticas. Puede que hayamos perdido desde hoy a un interlocutor válido y potente de la voz del pueblo ante aquellos que nos parecen postrados en elevados pilares de poder. Había todo un mundo de personas que les apoyaba por que tenían exclusivamente el poder de la razón. Han optado por dejar de tener razón. ¿Cómo recuperarla? Me siento algo más indignado.
Municipios y Autonomías: Me pregunto si ¿disponer de más de 8000 municipios y 17 autonomías en España, de límites territoriales y número de habitantes muy distintos entre sí, pero que actúan en igualdad de condiciones, tales como Andalucía y Ceuta para citar solo algunos ejemplos,  es la estructura óptima que deriva en una eficiente asignación de recursos públicos? Los términos municipales y las Comunidades Autónomas quizás deberían regirse por criterios exclusivos de agrupación de poblaciones. Un municipio debería tener un número mínimo de habitantes lo más cercano posible a la media de concentraciones urbanas del país. Por otra parte las divisiones administrativas de los términos municipales no deberían separar a poblaciones físicamente juntas. Hablo de economías de escala agrupando estructuras administrativas y reduciendo los cargos públicos, especialmente los que no son técnicos. Puede que sea una pieza fundamental de la reducción del gasto público, para paliar el déficit fiscal, una restructuración de las entidades administrativas y de los cargos políticos asociados que aporte una mejor eficiencia. Puede que no haga falta construir un polideportivo en Villa Arriba y otro en Villa Abajo, si solo les separa una carretera comarcal. Puede que no haga falta encargar dos estudios de viabilidad. Puede que con la mitad del trabajo de gestión política ambas localidades dispongan de un único polideportivo que atienda las necesidades de ambas poblaciones. Puede que el ahorro sea considerable. Será difícil de convencer al colectivo de políticos en la necesidad de reducción de sus propios puestos de trabajo. También puede que utilicen cierta demagogia al apelar a la exclusiva unidad de aquellos que les votan, sin injerencias externas de otros que actualmente no les votan, para mantener sus sillas. A pesar de ello creo que vale la pena estudiarlo a fondo.

sábado, 30 de abril de 2011

¿Y si un día nuestros descendientes mirasen hacia atrás y viesen un cavernícola?

¿Y si los municipios de las grandes metrópolis anexasen a los municipios colindantes, que en muchos casos no presentan cualquier separación física de la metrópoli, tan solamente una vieja línea dibujada en un plano, para proyectar una mayor eficiencia pública, aplicando economías de escala, reduciendo el número de cargos públicos, evitando duplicidad de servicios, de informes y de estudios, aprovechando sinergías, contribuyendo en definitiva al adelgazamiento sano de la aparatosa maquinaria del Estado y ¿porqué no? del tan de moda déficit público?

¿Y si nos avergonzáramos terriblemente de que un país, con grandes esperanzas de estar entre los más avanzados económicamente en el mundo, disponga de una tasa de paro equiparable a la de estados fallidos del tercer mundo, siendo incapaz de imitar, o adaptar a su ámbito, leyes laborables de países desarrollados de su entorno, que permitan aflorar buena parte del trabajo que no contribuye al conjunto de la sociedad, y que impidan que los baches económicos se conviertan en un remake del ya conocido melodrama nacional de las colas de las Oficinas de Empleo?

¿Y si, a parte del repudio que puedan provocar las afirmaciones de un dirigente de un partido ultraconservador finlandés, por venir de quien vienen, contrarias al rescate de un país en dificultades financieras como Portugal y que considera a los extranjeros en su país como “parásitos del dinero de los contribuyentes (finlandeses)”, pensáramos que, a pesar de ello, como individuos de países del sur, quizás no esté mal valorar que puede que seamos un poco propensos a escabullirnos del pago de impuestos cuando la Agencia Tributaria no está mirando, y que quizás no tengamos que ser así porque podemos empezar por uno mismo, aunque puede que acabe siendo objeto de posibles risitas en el barrio?

¿Y si imagináramos que pudiéramos, algunos días de la semana, realizar nuestros ajetreados trabajos de oficina desde casa, en un cibercafé, en un parque o en un chiringuito de playa, con nuestro habitual ordenador, el Skype y un teléfono, relajándonos con pensar en la imposible suma de horas de trayecto hacia el trabajo que hubiéramos gastado a lo largo de nuestra vida y en las incontables toneladas de CO2 que tantos como nosotros dejaríamos de emitir a la atmósfera a través de nuestros incombustibles coches habitualmente parados en atascos, porque existiría un firme incentivo del Estado a las empresas para que permitiesen modificar el concepto estanco de centro de trabajo en vigor desde la Revolución Industrial?

¿Y si, ante la evidencia de que la energía nuclear pudiera venir para quedarse, por ejemplo… ¡milenios! - porque puede haber un fallo humano, o un fallo técnico, o un ataque terrorista, o quizás un imprevisto de la naturaleza, o porque simplemente no disponemos de todos los datos para prever todas las circunstancias que pueden darse en la vida – además de la evidencia de que no podemos tapar el sol con un colador, pero podemos taparlo con la quema incesable - hasta que cese en seco - de combustibles fósiles, que sirven para atender nuestra infinita necesidad de energía, pudiéramos de repente abrir los ojos y tener una brillante idea - porque de otra forma las consecuencias parecen nefastas - como por ejemplo la de apagar la luz, o de cerrar el grifo, o de coger el transporte público, o de poner una placa solar en el edificio o de, simplemente, no gastar cuando no hace falta, como lo hacía mi ecológico abuelo?

¿Y si la codicia no nos ofuscara y viéramos que la pujante China, que pronto será la primera potencia mundial, que se sienta en el Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto, que se espera disponga del mayor poderío político, económico y militar mundial, sigue siendo una dictadura, pero, desde luego, ya no de poca monta?







¿Y si fuéramos, en definitiva, más humanos?

Imagino que existió, en algún momento, un cavernícola que esbozó una primitiva sonrisa de satisfacción cuando miraba fijamente la hoguera que él mismo creó con su ingenio. Hoy, aquél hombre que atizaba la llama de su ego, puede que no nos parezca más que un bruto e ignorante cavernícola.

¿Qué pensarán de nosotros nuestros descendientes?

jueves, 7 de abril de 2011

¿Spanish History X?: Reflexiones sobre el Independentismo

Si se me plantean escoger entre la unión o la desunión de las gentes, por principios escojo la unión. Claro que este principio básico tiene su límite. Si el empeño en mantener la unión implica que ambas partes lleven a cabo en última instancia una guerra fratricida, por su tenaz incapacidad de entendimiento, obviamente será mejor la desunión antes de que la sangre llegue al río. No debería existir causa que merezca que la sangre se derrame ya que esa causa solo existiría por una gran incompetencia de dos partes en llegar a un acuerdo justo de convivencia. Cuando una de las partes está compuesta por más de una persona, a eso se le llama sentimiento de grupo. Naturalmente no hay deseo de que la otra parte pertenezca al grupo con dicho sentimiento, o viceversa, por eso se le considera “la otra parte”. Es interesante lo que puede provocar la falta de interés en el entendimiento de otros. Esa falta de interés, el velo que oculta la pereza en conocer, el despotismo o el simple seguidismo, sin criterio propio, de la idea dominante del grupo para sentirse uno integrado, es el preludio de la ignorancia ya que la única fuente de entendimiento sobre “la otra parte” pasa a ser indirecta al basarse en la información que creen disponer los que uno cree que están de “nuestra parte”. Objetivamente escogemos la ignorancia, lo que presuntuosamente considero vergonzoso, y la ignorancia, cuando es extensiva a los dos bandos, se convierte inevitablemente en el preludio de la desunión o de algo peor, el odio, por lo que considero dicho desenlace uno de los mayores errores que la gente puede cometer.


La relación Cataluña - España

No me considero parte implicada. Ni españolista, ni catalanista. No tengo porqué optar. De los países en que he vivido largas temporadas nunca me había parecido haber vivido, hasta este, en un sitio donde había lo que considero obsesión por “salvar” su cultura. Pero he vivido en países donde, como en muchos otros, hay dirigentes, o aspirantes a serlo, también obsesionados en querer resultar distintos de los demás y que buscan constantemente razones para inflar el ego de un grupo a base de menoscabar a otro, todo por un puñado de poder. El Efecto Mariposa resultante es incalculable, aunque puede que algunas veces hasta acaban creyéndose sin querer lo que predican. El quemar de un Corán en Gainesville, Florida, puede provocar una explosión de cólera de una turba enloquecida contra empleados de las Naciones Unidas en Mazar-i-Sharif, Afganistán. Las pequeñas obsesiones por marcar la diferencia como punto de partida. Quizás algunos argumenten que haber vivido en varios países desprovee a uno de identidad colectiva. Nada mejor que disponer de una identidad única y personal, pero preferiblemente transferible y permeable a la vez, que haya sido formada a partir de uno haber observado distintas maneras de realizar una misma acción, de haber evaluado cuál de ellas pareció la más correcta, para que al final intente que sus acciones sean de un colectivismo en el sentido amplio de la palabra. Con este currículum intentaré argumentar de la forma más imparcial que pueda.

Cultura

Tengo la tendencia a considerar la cultura de un pueblo como algo agradable. Un instrumento que permite a uno relacionarse y compartir su alegría con los demás. Sentirse, en definitiva, parte de algo bueno. Esa expresividad suele hacerse a través de celebraciones con los suyos y, generalmente de forma orgullosa, intentando hacer partícipes a los ajenos a ella. Dejando a parte la lengua, suelo elevar todo lo demás relacionado con la cultura a la categoría de folclore u ocio, pero no más que una asignatura extra escolar. Está bien, pero no veo razón objetiva para convertirla en un caballo de batalla. Es parte de la cultura bailar sardanas o cantar jotas. Pero quizás haya algunos nativos que prefieran más cierta cultura foránea que resulte sensiblemente más atractiva, como menear el esqueleto al ritmo de la samba o de la Kalinka rusa. Respecto a gustos no hay nada que decir. Hay también otros que abogan por una cultura más rústica, como tirar cabras de los campanarios de las iglesias. Todo es cultura al final. La pregunta sería si vale la pena. La cultura es recordar el pasado. Suele servir para rememorar hechos históricos, pero lo verdaderamente fundamental, no es el hecho histórico en sí. Es el significado que uno quiere transmitir rememorando ahora ciertos hechos, y no otros. Manifestar públicamente la memoria histórica sirve para inculcar una moral a alguien. Dependiendo de los hechos históricos que se pretende conservar la moral a transferir puede tergiversarse y la historia se repite, como en los hijos de maltratadores. La memoria seleccionada es el futuro que engendramos. Y si somos tan selectivos en nuestra cultura acabamos por creernos divinamente selectos, como aquello del pueblo elegido.

Territorios

La formación de los actuales estados europeos se ha basado en guerras, bodas, intrigas y traición. Los territorios son como líquidos que se han extendido, contraído y fusionado con otros. Ciertas personas reclaman la territorialidad como expresión de su “catalanidad”, como otros su “españolismo”, como expresión de su poder. Ya volveremos a este último más adelante.

Si la concepción histórica fuera el argumento en que se fundamenta la territorialidad de un cierto pueblo ¿podría alguien, por ejemplo, circunscribir de forma restricta el territorio de una verdadera “catalanidad” a los adscritos al otrora Condado de Urgel? Hasta los condados catalanes fueron independientes en su momento. ¿Qué momento de la Historia podría ser el bueno para considerar un territorio como definitivo bajo esta línea de pensamiento? ¿Cuándo se han unido, antes, después de la unión pactada con el Reino de Aragón o ahora?

Si la concepción lingüística de un pueblo fuera determinante para fundamentar su territorialidad ¿Habría que considerar los territorios de éstos y otros hermanos, en tradición y cultura, en nuestra tajante identidad y sentimiento colectivos? ¿Qué fronteras debe un pueblo añorar? ¿Porqué contentarse con las fronteras pos-franquistas? ¿Por qué el sentimiento colectivo no abarca a los pueblos que habitan los territorios valencianos, las islas baleares, la franja aragonesa y Andorra? ¿Porqué levantar pequeños muros a nuestra imaginación? ¿Dónde ponemos la frontera? En realidad parece que mantenemos la tradición. Muchos parecemos leales súbditos de unos señores que se creen feudales manejando a su antojo, con el poder que les ha sido otorgado por la propaganda fácil, los destinos de una gente, prometiendo una tierra que labrar.

Y si finalmente utilizáramos una especificidad genética única en unas gentes, caso fuera posible, para definir un territorio ¿Nos adjudicaríamos las propiedades de éstos a la causa, estén donde estén?

Necesitamos que los demás nos ubiquen en algún sitio para que seamos alguien. “Soy como soy porque vivo desde siempre en esta calle, del barrio tal, de la ciudad tal, etc. Y los de aquí somos así.”

Pueblos

Los habitantes de un territorio cualquiera son fruto de antepasados que se han mezclado, a través de invasiones y migraciones varias y, aunque para algunos puedan parecer lo mismo, no lo son. España ha sido poblada por romanos, suevos, alanos, vándalos, visigodos, musulmanes, judíos, mozárabes, sudamericanos, italianos, marroquíes, y un largo etcétera. Quizás si se busca bien haya alguien con algún rastro de los íberos en su ADN. No sé porqué pero me da que genéticamente un grupo no tiene porque disponer de un pensamiento único que le permita sentirse diferente de otro. Normalmente las ansias de demostrar tales diferencias se basan en la necesidad de remarcar cierto grado de superioridad comportamental y, fatalmente, se hace necesaria la existencia de otro grupo con una conducta de grado inferior para resaltarlo.

Recursos

También parece que los individuos que se sienten fuertemente integrados en un grupo, que cree disponer de una cultura, territorio y sentimiento colectivo, tienden igualmente a colectivizar en su imaginario los bienes y recursos captados por la Administración. Es posible que se olviden que su grupo imaginario puede estar formado, tanto por individuos que piensan como él, como los que no. Y la Administración somos todos. Esa tendencia es posible que se encuentre en individuos que nunca hayan contribuido a las arcas públicas en su vida o que eventualmente se han beneficiado más de los recursos colectivos de la Administración que lo que le ha aportado a ésta o que aportan menos que la media. Puede incluso que sean los mismos que soliciten facturas sin IVA o que se cuelen en la cola del supermercado, fastidiando a sus tan allegados paisanos. Pero a esos mismos individuos no les tiemblan las cuerdas vocales al vociferar que otros se están llevando el dinero de sus impuestos. La noble tarea de la Administración es recaudar para redistribuir a los más desfavorecidos. Para unos solo deben contabilizarse los desfavorecidos que están restringidos a su pequeño grupo imaginario.

En sociedades asentadas en un ordenamiento jurídico avanzado, garantista del respeto entre personas, las tendencias independentistas se dan en individuos, cuyo valor de las rentas, totales o medias, de todos los individuos de su región, es superior al valor de las rentas, totales o medias, de los individuos de otras regiones de esa sociedad. Normalmente las regiones pobres prefieren obviamente la dependencia y los factores culturales generalmente no compensan arriesgarse por ciertos senderos.

Desgraciadamente, en ésta y en todas las épocas anteriores, el oro siempre nubla los pensamientos y es la madre de la infelicidad colectiva.

Política

Pero no me extraña que eso pase en España. La cuestión principal es que el pueblo en general vote. Y para que voten a uno hay que buscar una idea que se crea que agrupará al máximo número de votantes posible. Como difícilmente una idea puede agrupar a todos, hay que buscar aquellas que apelan al sentimiento, ya que el razonamiento en los potenciales votantes puede permitir no ver diferencias entre los votados. Además es posible que la población votante se fije que su vida no es un mar de rosas, ni su futuro tan prometedor como les habían dicho, al menos no como el futuro de algunos políticos, en gran parte gracias a la mala gobernanza de los votados. Y eso no conviene. No vaya a ser que pierdan algún privilegio.

He visto dirigentes del PP riéndose sobre el cava derramado. He visto dirigentes de ERC reticentes en poner el anillo olímpico en la mano de Madrid. Simbologías para definir lo que es la falta de respeto a un grupo. Y esto es solo un pequeño ejemplo de actitudes y formaciones políticas.

“Soy como soy porque vivo desde siempre en esta calle, del barrio tal, de la ciudad tal, etc. Y los de aquí somos así. Ya estoy ubicado y sé quién es de aquí y quién me ha faltado al respeto.”

El 10A Barcelona Decideix, las corridas de toros, la financiación de la administración catalana, los derechos lingüísticos, los impuestos, los peajes, la nación, etc. Parecen hilos usados por candidatos a Geppetto. Y las marionetas somos nosotros. ¿Qué pensaríamos sobre los actos políticos si no tuviéramos toda esa carga de sentimentalismo y fuéramos más objetivos en nuestras apreciaciones? ¿Si no viéramos un ellos y un nosotros?

Personalmente, aunque es solo una sensación, me parece que el PSOE-PSC, es el único partido verdaderamente nacional de España. El único que busca una base de votantes a la escala del país. Los demás parecen buscar sus pequeños feudos.

¿Y si hay una secesión de regiones? Pues no sería el fin del mundo. Serían países distintos como tantos otros en el mundo. Aunque lo veo como un fracaso colectivo.

¿Cómo se haría un proceso justo de votación por la secesión? Caso estuviera claro el significado de territorio y de pueblo ¿Sería justo que solamente los autóctonos de ese territorio votasen? ¿Podrían votar los extranjeros en él residentes? Tendrían, los que consideraban hasta ahora aquél cómo su territorio y se verían abocados al otro lado de la frontera, algo que decir? Hecha la secesión ¿podría haber futuros referendos por la unificación? ¿Con qué frecuencia? Hay muchas preguntas para las que me cuesta encontrar respuestas justas.

Exclusivamente como observación, y que nadie vea en esta expresión un atisbo de preferencias personales: Carme Chacón, actual Ministra de Defensa, mujer, madre y catalana, puede que se presente como candidata a las próximas elecciones para Presidente de España. Si su “origen” y su condición no fueran determinantes para vencer en unas elecciones nacionales y si, en su campaña y potencial legislatura se abstiene de parecer más “españolista”, para no perder votos, que otros que se definen como tal, sería una gran oportunidad para verificar ciertos aires de normalidad en la sociedad. Querrá decir que a todos les ha interesado mayormente su trayectoria profesional, su discurso y sus acciones políticas y como eso influiría en todos los habitantes del país, y no solo en algunos.

Espero no haber ofendido a nadie. No era mi intención. Pero me gusta pensar que uno puede expresar sus ideas, con cualquier persona, sin asuntos tabúes, de forma sincera, sin cualquier necesidad de que esas ideas sean inmutables.

Libertad de pensamiento. Tu Decideixes!!!

miércoles, 2 de marzo de 2011

Déjenme simplemente subir en un grado más mi calefacción: Las revueltas sociales en los países árabes

Hace frío afuera. Pongo la calefacción a 22 grados. Voy a la cocina y rebusco hasta encontrar una bolsita de cacahuetes con miel (¡me encantan los cacahuetes con miel!). Me siento en mi rincón preferido del sofá y estiro la mantita sobre mis piernas (sé que parece cosa de gente mayor pero ¿qué más da?). Con todo perfectamente preparado para disfrutar del absoluto confort del hogar y disponiendo del poder que me ha sido otorgado por tener el mando de la tele en la mano, le doy a la tecla de encendido. “!Nos están matando!”. “!Por favor ayudadnos!”, leo en los subtítulos de una escena en que se manifiesta en árabe y gesticulosamente, delante de lo que al parecer es una webcam, un andrajoso individuo, con la barba por afeitar, y con un inequívoco semblante de terror y desespero, desde una humilde habitación con luz tenue en algún lugar donde claramente se puede distinguir que los recursos no abundan. En los pocos segundos que transcurre la escena me viene a la cabeza que se trata de una de aquellas películas de serie B, a pesar de lo pronto de la hora, aunque el grado de dramatismo es muy intenso y convincente para la calidad del rodaje y para un protagonista completamente desconocido. Cambio al momento de canal buscando aquella serie policíaca que me encanta y, mientras hacía zapping, me quedo pensando en la escena vista durante escasos segundos que seguramente, al final de aquella película, nos advertirán de que cualquier parecido con realidad seria mera coincidencia. Me meto unos cuantos cacahuetes en la boca (¡están buenísimos!). Quedan cinco minutos para que empiece mi serie y me paro un momento en el canal de noticias. “el Ejército ha iniciado un duro ataque en algunos barrios de Trípoli, ciudad en la que hoy se habían extendido las protestas contra Muamar el Gadafi, el dictador que dirige el país desde hace 42 años. En las calles de la capital hay cadáveres tirados y se escuchan disparos de artillería pesada, según ha podido constatar Efe. Varios testigos han relatado la participación en los ataques de la aviación, que ha abierto fuego real contra la multitud (sic).” De repente, como si la lucidez me diera una bofetada en la cara, pienso, ¿y si el personaje de aquella escena fuera real? Reflexiono un momento sobre sus palabras. “!Nos están matando!”. Obviamente él está vivo y contando una situación pero, la utilización en su frase de la primera persona del plural, y por lo tanto incluyéndose a él mismo como personaje, actual o futuro de su narrativa, permite suponer que aquellos que le son allegados, que pertenecen a su vivencia mas palpable, al parecer están muriéndose a manos de alguien desconocido de forma indiscriminada y sin motivo de fondo, y con ellos, se deduce que también muere una parte del alma del narrador. A pesar de lo dramático de esta primera frase, lo que realmente me ha removido las entrañas ha sido la segunda frase: “!Por favor ayudadnos!”. Es como si se hubiera dirigido a mí. Como si me hubiera mirado a los ojos y me pidiera que hiciera algo para acabar con su horror. ¿Por qué me has mirado a mí? ¿Qué quieres que haga? ¿Qué me compre un arma en el mercado negro, me despida de mi familia y me vaya a donde estés para intentar sacarte a ti y a los que quieres de esa agonia? ¿Cómo puedo yo impedir que tu mundo se desmorone? Por favor ¡Aparta tu mirada de mí! No tengo ese coraje. Es posible que lo tuviera si me afectara a mí o a los que quiero, si viera que todo lo que conozco se desintegrara, como a ti te pasa. Déjame simplemente seguir comiendo mis cacahuetes. !Déjame! que ahora quiero simplemente aumentar un grado más la calefacción. Afuera hace frío ¿Por qué te has decidido a entrar en mi vida y a desencantar mi mundo? ¿Por qué me has mirado a mí?








Carta Abierta a los Gobernantes de Países “Democráticos y Desarrollados” del Mundo

Estimados Gobernantes,

Declaro:

• Que apoyo contundentemente las manifestaciones a favor de la libertad vividas en gran parte del Norte de África y Medio Oriente, y que todos tienen el derecho de luchar por la libertad de expresión, por una vida digna, por poder disponer de salud y educación.

• Estar completamente dispuesto a pagar más por la energía que consumo y a emprender acciones que conlleven a un ahorro de energía, de tal manera que no sea el precio de la energía un factor que les induzca a tomar decisiones contrarias a aquellos que están siendo oprimidos en otras partes del mundo.

• Tener repugnancia por su comportamiento:

o Promocionando directamente durante décadas autocracias en medio mundo y con el fin de obtener ventajas comerciales para sus ciudadanos.
o Permitiendo que dictadores sean recibidos pomposamente y con máximos honores de Estado en sus países.
o Permitiendo que dictadores guarden en los bancos de sus países el dinero robado de forma descarada a sus pueblos.
o Permitiendo que sus gobiernos vendan armas a países que no respetan los derechos humanos y que no dispongan de cláusulas de salvaguardia de los mismos en su ordenamiento interno.
o No denunciando públicamente las acciones de dictadores que encarcelan y matan a sus conciudadanos por motivos ideológicos.
o Permitiéndose no intervenir, diplomática o militarmente, más allá de sus fronteras donde la violencia campa a sus anchas.

Les insto:

• A no demorar decisiones que permitan salvar vidas.

• A que sus decisiones comerciales con países no democráticos vayan obligatoriamente apareadas de la exigencia de reformas institucionales en eses países que permitan una cada vez mayor libertad para sus poblaciones y permitan vislumbrar un futuro no muy lejano mejor.

• A que los dictadores sean considerados personas non gratas en sus territorios.

• A que en caso de violaciones claras de los derechos humanos para aniquilar poblaciones en ciertos territorios, a través de la utilización de artillería pesada y llevando a cabo ataques aéreos, sea rápidamente instaurada una zona de exclusión aérea por los países democráticos.

• A no exportar armas a países que no dispongan de instituciones democráticas.

• A socorrer rápidamente, con todo el material médico, alimentario y logístico necesario, a las víctimas y refugiados de la represión gubernamental, allá donde se produzca.

• A impedir que el dinero que pertenezca a dictadores o de sus seguidores pueda ser plácidamente depositado bajo la protección de las corporaciones financieras occidentales.

• A que busquen con mucho empeño aliados de alto rango en los regímenes dictatoriales que permitan evitar baños de sangre en momentos de convulsión social como los actuales, apoyando en definitiva la caída de esos regímenes.


Quizás Europa haya tardado demasiado no integrando a Turquía en su seno y haciéndole perder poco a poco la ilusión por el proyecto europeo. Digo esto porque el país me parece un referente democrático muy importante para el mundo árabe, que está actualmente en plena transformación. Sería una manera de decir a todos que Turquía y Europa comparten los mismos valores y que tenemos un futuro común en conjunto, que es cierto, pero muchos aun insisten en negarlo. No sé cómo combatir el islamismo radical si nos esforzamos en intentar transformar Europa en una fortaleza católica, en no dar nuestro apoyo inmediato a las legítimas pretensiones democráticas de los jóvenes blogueros y sus seguidores en los países árabes, en no impedir que los ejércitos aplasten a civiles. Puede que algunas revoluciones queden hoy en nada, puede que gobiernos déspotas corten el acceso a internet, puede que pasen otros 20, 30 o 40 años y los mismos dictadores o sus familias y fieles se mantengan en el poder, oprimiendo y desvalijando a sus pueblos, manteniéndoles tanto cuanto puedan en la ignorancia, dándoles algo de pan y circo para aplacar sus ansias de cambio, pero seguramente, desde Marruecos a China o de Bielorrusia a Sudán, algún día, el pueblo exigirá y luchará con vehemencia por su libertad. Las decisiones que el mundo occidental tome hoy podrán influir en que los cambios de régimen sean entonces pacíficos. Si no les tendemos la mano cuando realmente nos necesitan no vayamos después a pedirles que seamos amigos.