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martes, 22 de junio de 2010

Construção

Construção – Constructor
Chico Buarque de Holanda
(Texto en Castellano adaptado libremente del original en Portugués)









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Amou daquela vez como se fosse a última
Vendió aquél piso como si fuera el último
Beijou sua mulher como se fosse a última
Ilusionó aquella vez como si fuera la última
E cada filho seu como se fosse o único
Y cada cliente suyo como si fuera el único
E atravessou a rua com seu passo tímido
Cogió aquel dinero con su semblante tímido
Subiu a construção como se fosse máquina
Escaló en la pirámide como si fuera un hacha
Ergueu no patamar quatro paredes sólidas
Pintó por la ciudad miles de paredes sólidas
Tijolo com tijolo num desenho mágico
Ladrillo con ladrillo sobre la orilla mágica
Seus olhos embotados de cimento e lágrima
Sus ojos ofuscados de cimiento y grava
Sentou pra descansar como se fosse sábado
Descansó en su sillón como si fuera sábado
Comeu feijão com arroz como se fosse um príncipe
Comió una paella como si fuera un príncipe
Bebeu e soluçou como se fosse um náufrago
Bebió aquél reserva como si fuera água
Dançou e gargalhou como se ouvisse música
Bailó sobre los créditos como si oyera música
E tropeçou no céu como se fosse um bêbado
Las deudas le embriagaron como si fuera un náufrago
E flutuou no ar como se fosse um pássaro
Y se hundió en el mar como si fuera pez
E se acabou no chão feito um pacote flácido
Y acabó flotando como un paquete flácido
Agonizou no meio do passeio público
Agonizó en medio de una playa publica
Morreu na contramão atrapalhando o tráfego
Murió en la orilla entorpeciendo el baño


Amou daquela vez como se fosse o último
Vendió aquél piso como si fuera el único
Beijou sua mulher como se fosse a única
Ilusionó aquella vez como si fuera la única
E cada filho seu como se fosse o pródigo
Y cada cliente suyo como si fuera el pródigo
E atravessou a rua com seu passo bêbado
Cruzó aquél mar con un semblante flácido
Subiu a construção como se fosse sólido
Subió en la pirámide como si fuera sólida
Ergueu no patamar quatro paredes mágicas
Montó en la superfície una balsa mágica
Tijolo com tijolo num desenho lógico
Un sueño tras el otro en un dibujo lógico
Seus olhos embotados de cimento e tráfego
Sus ojos embargados de cimiento y lágrimas
Sentou pra descansar como se fosse um príncipe
Echó una cabezada como si fuera un príncipe
Comeu feijão com arroz como se fosse o máximo
Comió una paella como si fuera lo máximo
Bebeu e soluçou como se fosse máquina
Se emborrachó y eruptó como si fuera lógico
Dançou e gargalhou como se fosse o próximo
Bailó sobre los créditos como si fuera el próximo
E tropeçou no céu como se ouvisse música
Las deudas le embriagaron como si fuera trágico
E flutuou no ar como se fosse sábado
Y se hundió en el mar como si fuera sábado
E se acabou no chão feito um pacote tímido
Y acabó flotando como un paquete huérfano
Agonizou no meio do passeio náufrago
Agonizó en medio de una playa púdica
Morreu na contramão atrapalhando o público
Murió en la orilla entorpeciendo al público

Amou daquela vez como se fosse máquina
Vendió aquel piso de forma mecánica
Beijou sua mulher como se fosse lógico
Ilusionó aquella vez como si fuera lógico
Ergueu no patamar quatro paredes flácidas
Montó en la superfície una balsa frágil
Sentou pra descansar como se fosse um pássaro
Echó una cabezada como si no fuera nada
E flutuou no ar como se fosse um príncipe
Y se hundió en el mar como si fuera Neptuno
E se acabou no chão feito um pacote bêbado
Y acabó flotando oliendo a borracho
Morreu na contra-mão atrapalhando o sábado
Murió en la orilla entorpeciendo el sábado

viernes, 18 de junio de 2010

El Estado de Bienestar... de la Corrupción en España

• Felix Millet estuvo 20 años delante de la Fundación Orfeón Catalán - Palau de la Música - y se calcula que la presunta estafa que encabezó asciende a un montante entre 20 y 30 millones de euros.

• Juan Antonio Roca, supuesto personaje principal de una trama sobre la que recae un presunto delito de fraude calculado en 240 millones de euros, en que están imputadas judicialmente 95 personas por corrupción urbanística en la costa andaluza y murciana.

• Francisco Correa, supuesto cabecilla del Caso Gurtel, trama de empresas que presuntamente sustrajo 43 millones al erario público, cuyo personaje más curioso es el famoso "bigotes".

Solo para mencionar algunos casos (y abdico de sumar los millones...). Lo que hay de común en todos ellos es que presentan una relación muy estrecha con varios personajes políticos. La verdad es que a mí, personalmente, me da la sensación de que la corrupción está muy arraigada en toda la red pública. Recalificaciones de terrenos, boom urbanístico, burbuja inmobiliaria, todo parece hacer una tarta muy apetecible para los que pueden manejar cantidades importantes de dinero público. La burbuja ha estallado y algo, en esta ocasión, ha salido a la luz (¿quizás estafadores que se hayan sentido estafados por otros estafadores, cuando la cosa empezó a ir mal, y que de forma altruista hayan ayudado a las fuerzas del orden público a encontrar el buen camino?).

Pero uno a veces para a pensar y se pregunta cómo es que ciertos individuos han llegado a los puestos públicos que ocupan con un comportamiento y apariencia de típicos de ladronzuelos de poca monta, que se permiten en una gran mayoría de los casos un lenguaje vulgar ante los ciudadanos que representan, gestos y expresiones poco educadas, que intentan disimular, de forma poco conseguida, sus intenciones de engaño en la mayoría de los asuntos que quieren convencer a los demás (para descubrir este carácter “listillo”, aunque probablemente no asociado al tema de la corrupción tratado, basta ver los discursos de ciertos diputados en el parlamento del país en un día cualquiera, especialmente en ciertas bancadas). Muchos de los cargos acusados de corrupción no son de primera línea, pero aun siendo de segunda línea, como mínimo deben de tener la confianza de los de primera línea, conocidos por todos.

Hablamos en este caso de estafas longevas. Estafas continuadas, año tras año, millones tras millones, de ámbito nacional, regional, local, dinero de todos que fluye hacia cuentas privadas en Suiza. Y nadie se inmuta. Ni políticos, ni sociedad civil. No veo la sociedad en la calle diciendo ¡Basta ya de corrupción!

¿Cuántos millones no se han descubierto aún? ¿Qué porcentaje del total del presupuesto del Estado podrían ser los millones que no se han descubierto? ¿Cuántos hospitales, escuelas y leyes de dependencia podrían ser costeados con ese dinero de los impuestos? ¿Rebajarían en algo la crisis económica que aún padecemos?

Hay quién dice que el 20% de la economía española es informal. Para decirlo mejor: no se paga impuestos. El que paga impuestos se siente estafado por los que no los pagan. Encima, aun que crean que el pago de sus impuestos es necesario para el bien común, ve como los casos de corrupción nublan su buena fe (no, no, tampoco quiero sumar todas estas cifras imaginarias de dinero desplazado para beneficios personales de unos pocos para que pueda seguir creyendo en el ser humano)

Me pregunto qué habrá pasado para que la sociedad cambiara de tal manera en que los políticos, como parte de ella, no sientan una vergüenza propia que les impulse a dimitir cuando recae sobre ellos acusaciones de relación con operaciones ilícitas. No sé tampoco como los políticos ajenos a esas acusaciones no hablen claramente que también están hartos de que algunos ensucien la reputación de su colectivo que tiene un objetivo de propagar el bien estar social.

Me gustaría oír a un grupo de políticos diciendo que va a haber un control estricto de las cuentas públicas, hasta el más remoto pueblo, que pondrán en marcha leyes implacables que arrojen luz y taquígrafos sobre los contratos con la Administración Pública, sobre las recalificaciones de terrenos y proyectos urbanísticos y de infraestructuras, que promuevan la transparencia, que impidan conflictos de intereses entre las funciones públicas y la empresa privada, que permitan que las cuentas de los cargos públicos de cierto nivel, y de sus más cercanos parientes, sean públicas y que se investigue con rigor cuando la riqueza aparente esté en contradicción con los ingresos presentados. Que nos digan que se va a triplicar el presupuesto, o cuadruplicar, o pagar lo que haga falta, en personal dedicado a investigar ciertas contradicciones financieras de los cargos públicos ya que esa inversión permite un "pay back" aparentemente muy elevado. Que nos digan que los corruptos públicos son peores que los privados, ya que depositamos nuestra confianza en ellos. Que por favor nos digan que ningún corrupto podrá esconderse en ningún rincón de este país, que sus intentos de estafa serán irremediablemente descubiertos de inmediato y que pagarán por sus errores. Que los partidos políticos tendrán un código ético común para lidiar con los casos de corrupción, cualquiera que sea el color del individuo en cuestión.

Quizás solo algunos políticos sean corruptos, aunque la sensación es que sea generalizado. Hay quién dice que cada sociedad tiene los políticos que se merece. No sé si esto realmente es así, pero a veces pienso que hay gente que cuando arregló el baño, el albañil le hizo un "arreglo" con el IVA por no pedir factura. Otros que han pagado parte del inmueble adquirido en negro. Otros bajan películas de la red. Otros que se cuelan en el metro.

Y va uno y dice:
- Pero ¿cómo se va a comparar los millones que se ha llevado el Millet con lo del "arreglo" del baño? Pues, uno no tiene tanto dinero para reformas y el Estado cuando muerde, ¡muerde que duele! No me parece tan mal.

Y el otro remata:
- ¡Así se habla machote!

Uno a veces se pregunta si no será solo una cuestión de oportunidad... o de educación en valores.

No queremos ser así. No queremos que nuestros hijos beban de ese jarro. Podemos pedir que nuestra clase política cambie, porque podemos impactarles con nuestro ejemplo.

martes, 8 de junio de 2010

El futuro de Europa

Artículo escrito por Joseph S. Nye el 08/06/10 en la página web de http://www.project-syndicate.org/

Joseph S. Nye, Jr., a former US Assistant Secretary of Defense, is a professor at Harvard University and author of Soft Power: The Means to Success in World Politics.

CAMBRIDGE – En la primera mitad del siglo pasado, Europa se hizo pedazos en dos guerras y destruyó su papel fundamental en la política mundial. En la segunda mitad del siglo, unos dirigentes con amplitud de miras renunciaron a la venganza y fueron construyendo poco a poco las instituciones de la integración europea. La idea de que Francia y Alemania vuelvan a enfrentarse en combates parece imposible y el desarrollo de la Unión Europea ha intensificado en gran medida el atractivo de Europa y el poder blando en el mundo. Lamentablemente, ahora se está poniendo en entredicho ese histórico logro.

En mayo de 2010, los mercados financieros perdieron la confianza en la capacidad de Grecia para gestionar su déficit presupuestario y amortizar su deuda. Los temores a la quiebra empezaron a afectar a otros países, como, por ejemplo, Portugal y España, entre los 16 miembros de la zona del euro. La reacción de los gobiernos europeos, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional fue la de preparar un programa de rescate de emergencia de la zona del euro, que asciende a 700.000 millones de euros, para calmar las tormentas financieras.

Si bien esa intervención aportó un respiro temporal, la incertidumbre persiste en los mercados financieros. El mes pasado, la Canciller alemana, Angela Merkel, declaró que, si fracasa el euro, “no sólo fracasa la moneda... fracasará Europa y, con ella, la idea de la unidad europea”.

La unidad europea afronta ya limitaciones importantes. La integración fiscal es limitada. Las identidades nacionales siguen siendo más fuertes que una identidad europea común, pese a seis decenios de integración, y los intereses nacionales, pese a estar atenuados en comparación con el pasado, siguen contando.

La ampliación de la UE hasta 27 Estados (y han de ingresar más) significa que las instituciones europeas seguirán siendo probablemente sui generis y no es probable que produzcan una fuerte Europa federal ni un Estado único. La integración jurídica va en aumento y ha habido veredictos de los tribunales europeos que han obligado a los Estados miembros a cambiar políticas, pero la integración de los poderes legislativo y ejecutivo se ha quedado rezagada y, si bien Europa ha nombrado a un Presidente y una figura central para las relaciones exteriores, la política exterior y de defensa permanece integrada sólo en parte.

A lo largo de los decenios, Europa ha alternado entre un optimismo excesivo y accesos de “europesimismo”, como en el período actual. Como dijo recientemente el periodista Marcus Walker, Europa “debía llegar a la mayoría de edad como protagonista en el escenario mundial, fortalecida por el Tratado de Lisboa. En cambio, Europa está empezando a parecer la perdedora en un nuevo orden geopolítico dominado por los Estados Unidos y las potencias en ascenso, encabezadas por China”. Según Walker, una “imagen transcendental” fue la reunión del 18 de diciembre de 2009, de la que resultó el modesto Acuerdo de Copenhague... reunión encabezada por los EE.UU. y China, que invitaron a los dirigentes de la India, del Brasil y de Sudáfrica, pero no a los europeos.

Y ahora la reciente crisis financiera ha expuesto los límites de la integración fiscal en la zona del euro y ha planteado dudas sobre el papel y el futuro del euro.

¿Cuál es el futuro de Europa? Como ha observado The Economist, “ahora parece hablarse por doquier de la relativa decadencia de Europa... Se puede oír citar cifras deprimentes sobre el futuro peso de Europa y con cierta razón. En 1900, Europa representaba la cuarta parte de la población mundial. En 2060, podría representar tan sólo el 6 por ciento... y casi una tercera parte de ella tendrá más de 65 años de edad”.

Europa afronta, en efecto, graves problemas demográficos, pero el tamaño de la población no guarda una estrecha correlación con el poder y las predicciones del derrumbe de Europa tienen una larga historia y no se han materializado. En el decenio de 1980, los analistas hablaban de euroesclerosis y de un malestar invalidante, pero en los decenios posteriores Europa mostró un crecimiento y un desarrollo institucional impresionantes.

El método de la UE para compartir el poder, llegando a acuerdos y resolviendo conflictos mediante múltiples comités puede resultar frustrante y carece de dramatismo, pero resulta cada vez más pertinente para muchas cuestiones en un mundo interdependiente y conectado en redes. Como ha dicho Mark Leonard, Director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, “está generalizada la opinión de que el momento de Europa llegó y pasó. Su falta de visión, sus divisiones, su obsesión con los marcos jurídicos, su falta de voluntad para proyectar un poder militar y su esclerótica economía contrastan con unos Estados Unidos más dominantes incluso que Roma... pero el problema no es Europa... sino nuestra anticuada idea del poder”.

El politólogo americano Andrew Moravcsik formula un argumento similar: las naciones europeas, individual y colectivamente, son los únicos Estados, distintos de los Estados Unidos, que pueden “ejercer una influencia mundial en todo el espectro del poder ‘duro’ al poder ‘blando’. En la medida en que ese término conserve algún significado, el mundo es bipolar y es probable que siga siéndolo en el futuro previsible”.

Moravcsik sostiene que el pronóstico pesimista se basa en una idea realista decimonónica en la que “el poder está vinculado con la proporción relativa de recursos mundiales agregados y los países participan en una rivalidad constante de suma cero”. Además, señala que Europa es la segunda potencia militar del mundo, con el 21 por ciento del gasto militar del mundo, frente al 5 por ciento de China, el 3 por ciento de Rusia, el 2 por ciento de la India y el 1,5 por ciento del Brasil.

Centenares de miles de soldados de los Estados miembros de la UE han sido desplegados fuera de sus países en Sierra Leona, el Congo, Costa de Marfil, el Chad, el Líbano y el Afganistán. Desde el punto de vista de la potencia económica, Europa tiene el mercado mayor del mundo y representa el 17 por ciento del comercio mundial, frente al 12 por ciento de los EE.UU. Además, Europa presta la mitad de la ayuda exterior mundial, frente al 20 por ciento de los EE.UU.

Pero toda esa fuerza potencial puede resultar inútil, si los europeos no resuelven los problemas inmediatos resultantes de la pérdida de confianza de los mercados financieros en el euro. Todos los que admiran el experimento europeo deben abrigar la esperanza de que dé resultado.

Traducido del inglés por Carlos Manzano.

miércoles, 2 de junio de 2010

A Al Capone le cogieron por los impuestos: El Impuesto sobre la Actividad Financiera (FAT)

ARTÍCULO DE ANÁLISIS Y OPINIÓN Publicado en la web de la Fundación Ideas el 31 de mayo de 2010 por Carlos Arenillas, Ex Vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores

El impuesto sobre actividad financiera (FAT): una idea interesante

El ex Vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) analiza la propuesta de IDEAS de imponer tres nuevos tributos a la banca.

El debate sobre los impuestos al sector financiero está actualmente abierto, y todas las miradas están puestas en el G-20, que debería abordar este tema y lograr un acuerdo en sus próximas reuniones de junio o noviembre.

La crisis económica ha puesto de manifiesto los riesgos que el sistema financiero puede plantear para la estabilidad macroeconómica global, y las finanzas públicas de muchos países se enfrentan a serios problemas como consecuencia, en parte, del elevado volumen de recursos que se han dedicado a salvar a muchas instituciones financieras. Las turbulencias de los mercados financieros europeos durante las últimas semanas son una señal de que es necesario introducir correcciones regulatorias e impositivas en este sector.

La semana pasada, la Fundación IDEAS presentó su documento “Impuestos para frenar la especulación financiera”, en el que se describen varias alternativas impositivas posibles para lograr un funcionamiento más eficiente del sector financiero. Todas las propuestas que recoge ese documento tienen un doble objetivo: buscan corregir los excesos del sistema financiero e intentan al mismo tiempo obtener recursos para unas cuentas públicas muy deterioradas. También parece claro que el debate impositivo sobre el sector financiero tiene aspectos de regulación y supervisión importantes, además de los aspectos fiscales.

Podemos decir que existen dos grandes tipos de propuestas: el primer grupo incluiría todas aquellas que proponen gravar a entidades financieras concretas, como por ejemplo las propuestas de tasas sobre bancos para crear mecanismos de protección similares a nuestro Fondo de Garantía de Depósitos que están actualmente discutiéndose en otros países. El segundo grupo es el de propuestas que tienen una vocación más amplia, y persiguen gravar la actividad financiera en general.

Dentro de este segundo grupo, la fórmula más ambiciosa sería un impuesto sobre transacciones financieras (FTT, financial transactions tax), que idealmente debería aplicarse de forma coordinada en todos los centros financieros y sobre todo tipo de valores.

El FTT es un impuesto suficientemente analizado ya en múltiples trabajos 1, y comentado en detalle en el estudio de la Fundación IDEAS, por lo que quiero detenerme en una idea alternativa a ese impuesto, que me parece innovadora y que podría resolver la anomalía que supone tener un sector financiero completamente al margen de los impuestos sobre el valor añadido que aplican todos los países europeos en sus economías. Esta propuesta es un impuesto sobre la actividad financiera (FAT, financial activity tax), que ha elaborado el Fondo Monetario Internacional, tal y como se desprende de un informe filtrado a la prensa el pasado mes de abril de 2010.

El impuesto FAT pretende gravar el “valor añadido” del sector financiero, entendido este como la suma de beneficios y salarios (incluidos los bonus de los directivos bancarios y gestores de fondos). A diferencia del impuesto sobre transacciones financieras (FTT), esta alternativa no produciría un efecto directo de elevación de los costes de transacción de las operaciones financieras, y por lo tanto no supondría un impacto inmediato sobre la liquidez de los mercados, que es el principal argumento que se esgrime en contra del FTT.

En el caso del impuesto FAT, los sujetos pasivos serían todos los intermediarios financieros: instituciones con licencia bancaria, instituciones de inversión colectiva de todo tipo (incluyendo hedge funds y empresas de capital riesgo), compañías de seguros, etc. Recordemos que en un impuesto FTT los sujetos pasivos son todos los usuarios de valores financieros (hogares, empresas e intermediarios financieros). Así, con un impuesto FTT se paga por cada transacción sea quien sea el que la realice, mientras que con el impuesto FAT pagarían sólo los intermediarios financieros según su nivel de salarios y beneficios.

Dado que el establecimiento de cualquier tipo de impuestos en el ámbito financiero sólo es eficiente si se adopta a nivel global, su introducción debe ser decidida por el G20 en colaboración con el FMI. La inmensa mayoría de los ciudadanos vería en un acuerdo de este tipo una magnífica señal de que es posible una gobernanza global.

Confiemos en que se sepa aprovechar la ventana de oportunidad que hoy tenemos para diseñar un sistema financiero más estable, más racional, más transparente, más equitativo y más consciente de los riesgos que su actividad genera para la estabilidad macroeconómica mundial. Para ello la introducción de figuras impositivas en el ámbito financiero parece casi inexcusable.

1 Véase, por ejemplo, mi artículo publicado en El País el 20/12/2009 (“¿Se deberían pagar impuestos por consumir productos financieros?”), donde se discuten las propiedades del FTT.

Impuesto para frenar la especulación financiera - Fundación Ideas
Web: http://www.fundacionideas.es/
(Pdf 89 páginas)

Coloso Europeo ¡Despiértate!


Si se pudiera resumir en una única palabra lo que le falta a Europa, personalmente indicaría una: ¡Pasión!

Pasión por un proyecto, compartir sueños y desventuras, vertebrar un clamor social que una, que cree, que innove soluciones, que apoye, que empuje, que expanda el "European Way of Living".

¿Y de qué estamos hablando exactamente?
¿Qué proyecto común es ese que puede unir portugueses y lituanos, griegos y finlandeses?
¿Por qué se hace necesario un proyecto de esas características?
¿Qué esfuerzo se ha requerido y cuánto aún se requiere?

Europa es un territorio donde se concentra una diversidad cultural inmensa y que posee una carga histórica impresionante. El hecho de que esa diversidad fuera tan abundante en un espacio territorial relativamente pequeño ha generado una amplia historia de guerras fratricidas. Su pasado de enfrentamientos permitió que el ingenio se agudizara y se avanzara en distintos campos de las artes y de las ciencias, a través de un clima de competición entre territorios, hasta que, en la última Gran Guerra, se ha constatado que la capacidad de autodestrucción era superior a la capacidad creadora de sus pueblos. Hoy sus habitantes se enorgullecen de haber sabido superar obstáculos de convivencia de magnitudes continentales imposibles.

¿Cómo lo han hecho?

Se han dado cuenta que todos se beneficiaban más si se ayudaban mutuamente en lugar de que impusiesen de forma egoistica sus voluntades grupales a los demás.

¿Qué podemos tener en común?

Tenemos en común que por lo general nos sentimos distintos pero compartimos la creencia de que no dejaremos que los demás no logren sus sueños por qué no han tenido las mismas oportunidades. Que les ayudaremos cuándo lo necesiten ya que un día podíamos ser nosotros los necesitados de un apoyo, de un empujón. Y pagamos nuestros impuestos porque creemos que vale la pena que no dejemos a nadie abandonado a su suerte. Nos uniremos e iremos a la calle a protestar cuándo algún colectivo pueda sentirse injustamente perjudicado. Los mayores aún nos pueden contar historias espeluznantes vividas en primera persona de las guerras del pasado que no queremos vivir otra vez en nombre de nuestras posibles diferencias. Nos hemos dado cuenta de que somos humanos, con reacciones humanas bastante similares ante hechos parecidos. Por mucho que nuestras Historias recojan formas de relacionarse distintas entre diversos grupos, formando culturas distintas, lo cierto es que, bien o mal, nos hemos estado mezclando durante siglos y hemos desarrollado maneras de comunicarnos y de entendernos, a pesar de la gran variedad lingüística.

Parece simplemente uno de los más importantes avances evolutivos de la Humanidad.

Pero, hoy día, las diferencias aún son el árbol que impide ver el bosque. Es difícil que aceptemos que somos tan iguales cómo los demás. ¿De qué gloria será recordada la hormiga que ha cumplido, a lo largo de su vida y de forma inequívoca, el trabajo destinado al bien común del hormiguero, al igual que todas las demás? Deseamos ser diferentes, porque tenemos que tener algo especial. Pero solos no disponemos de voz para que los demás reconozcan en nosotros una manera de ser distinta (curioso este verbo “ser” ya que podemos “ser” una cosa y la otra al revés a lo largo de nuestras vidas en tantas situaciones, que al final acabamos solo “estando” de una manera u otra según el momento) y nos aferramos a nuestra “cultura” común a la de un grupo, basándonos en tópicos, que al final nos los terminamos por creer y asumir en nuestras acciones. El grupo “cultural” permite tener más voz en este mundo cada vez más parecido y permite que los demás nos sitúen asignándonos un cierto carácter grupal, para “ser” alguién y no simplemente “estar” en esta vida.

Lo cierto es que si una hormiga pierde el camino puede hacer que muchas más lo pierdan también, y el hormiguero, en su conjunto, sale perjudicado.

¿El futuro que me imagino para Europa?

Dicho lo anterior, imagino una Europa en que sus ciudadanos busquen lazos comunes más allá de las fronteras rígidas establecidas. Seguramente en distintos países, podemos encontrar similitudes culturales a un lado y otro de las fronteras reconocidas y muchas de las regiones fronterizas pueden tener gentes, con formas de relacionarse, de sentir, de ver el mundo, tan o más parecidas entre sí que con los países en que están oficialmente integradas. Esas regiones son las bisagras que unen a toda Europa. Incluso dentro de los países, otras regiones no fronterizas, tienen divisiones internas oficiales que tampoco coinciden con las divisiones que sus habitantes puedan creer que sería la forma natural o deseada. Me gustaría que los ciudadanos pudiesen elegir cómo mejor quieren agruparse en un mapa Europeo con las actuales fronteras oficiales borradas. Donde, al volver a pintar las fronteras oficiales y hubiesen regiones incluidas en más de un país, pudiésemos probar una tutela conjunta por los actuales países dónde se incluyen esos territorios. Quizás así aprenderíamos a integrarnos mejor si países distintos gestionaran territorios comunes, dentro del rango de autonomía acordado con las respectivas regiones.

Me gustaría además un presupuesto comunitario más robusto, a través del cual uno no pueda precisar exactamente de qué país procede el subsidio de paro que uno percibe cuándo pierde su trabajo, ni tampoco de dónde procede el capital en forma de subvención que permite iniciar un pequeño negocio en el cual uno ha puesto toda su ilusión.

Me gustaría que automáticamente se ayudara cualquier país europeo en dificultades, cómo si de una región interna de mi país se tratara, sabiendo que si tiene problemas es porque mi país no ha hecho lo suficiente para impedir que esa situación pasara, impulsando herramientas y controles preventivos de antemano. Deberíamos poder disponer de un poder supranacional, con una visión más amplia del conjunto, que nos indicara cómo actuar por el bien común. Que nos apoyase y nos limitase cuándo fuera necesario, a sabiendas de que su interés es lo mejor para todos y cada uno de nosotros.

Me gustaría que existiesen sindicatos y patronales supranacionales que velaran por los intereses conjuntos de los europeos, periódicos que dispongan de un apartado "Europa" entre los apartados "Internacional" y "Nacional", políticas energéticas europeas, e impuestos de sociedades y de personas físicas, que fuesen al menos parcialmente, a la arca común europea. Me gustaría ver cuerpos de policía, de justicia y hospitales con sistemas integrados. Me gustaría que se estudiara la historia común europea.

Me gustaría que Europa no parara en Europa y que contagiase al resto del mundo con su savoir faire, ampliándose más allá de sus fronteras, porque supimos cómo hacerlo dentro de las nuestras.

Parece que esta Europa ha estado dormida al entrar en este milenio.
Me gustaría finalmente escuchar el estruendo de más de 500 millones de personas gritando:
Coloso Europeo ¡Despiértate!