Wikileaks nos ha brindado este año 2010 con el punto de vista de los representantes de EEUU en países terceros sobre la situación de los mismos. Las filtraciones, en un principio, no distan mucho del discurso oficial del gobierno EEUU en cada momento en que ocurrieron los hechos posteriormente filtrados, a pesar de que haya hechos que encarnan lo peor de la guerra sucia llevada a cabo en Afganistán o Irak. Lo más relevante de las filtraciones, quizás no sea tanto lo que revelan sino el hecho de que simplemente hayan ocurrido. ¿Que estará pensando el presidente de Irán, Corea del Norte, China, Rusia, u otros países de dudosa democracia, o incluso algunos de democracia aparentemente consolidada? “¿Aquí no puede ocurrir?” ¿Qué pasaría si las poblaciones de varios países del mundo empezasen a descubrir que sus gobernantes y empresas les han engañado sistemáticamente, apropiándose indebidamente de bienes, mintiendo en sus discursos, matando o encarcelando de forma indiscriminada, saltándose las leyes que se han dado a sí mismos o incumpliendo en la sombra los acuerdos internacionales con otros estados? Me gustaría pensar en revoluciones a lo largo y ancho del globo, y el deseo de que en su mayoría fuesen pacificas pero que, sobre todo, cambiasen el status quo imperante, proporcionando una mayor libertad a un mayor número de individuos en el mundo a través de gobiernos y empresas que actuasen de forma más sincera y legal con los ciudadanos. Mis mejores deseos de que Wikileaks vaya más allá de la administración estadounidense y que se convierta en un verdadero revulsivo mundial.
A veces las cosas ocurren porque tienen que ocurrir, sin un plan establecido, y que simplemente se convierten en la chispa de algo mayor. En Túnez ha pasado algo así. Un dictador que ha aceptado abdicar de su cargo ante el clamor popular y se ha marchado a Dubái, aunque, según algunas fuentes, intentando llevarse un pequeño souvenir de su estancia, algo así como 1,5 toneladas de oro. Bueno, ya veremos cómo queda el caso del souvenir. Lo más importante es que los tunecinos tienen ahora una oportunidad de convertir su país en algo más acorde con sus ideales y su ejemplo puede servir a varios países del Magreb y Egipto, que ya empiezan a contagiarse de esos ánimos reformistas. Cabe el riesgo de que los islamistas radicales de esos países aprovechen dichas convulsiones para conectar mejor con las poblaciones y que se pase al final de "Guatemala" a "Guatepeor". El poder blando de Europa ha sido utilizado para mantener esos regímenes dictatoriales, que eran considerados mejores que permitir que esos países se adentrasen en el arriesgado e incierto contexto que aupase los extremistas al poder, justo en las puertas de su casa. Me pregunto por qué no existe una política más activa en el envío de fuerzas de paz en estos momentos cruciales, en el apoyo jurídico e institucional a los organismos de esos países para que promuevan leyes más democráticas, con sugerencias de cómo se deben garantizar las libertades y respecto básicos a sus ciudadanos, aunque sus dirigentes sean dictadores, y que permitan que esos países se vayan democratizando y desarrollando poco a poco, con posibles sanciones y persecuciones diplomáticas caso no se cumplan ciertas directrices mínimas. Sería una manera de ir convenciendo a esos dictadores de que pueden tener una salida mínimamente airosa al final ya que van encaminado sus países por la senda correcta para cuando dejen el poder. Si ya lo hacemos en el seno de la Unión Europea, ¿por qué no exportar ese modelo?
Aquí en España estamos a vueltas con las reformas ya que los "mercados" acechan. Reformas de todo tipo, laboral, de pensiones, de las fundaciones con Obra Social que actúan como bancos – las famosas Cajas. Europa no puede permitir ataques especulativos a España, porque no habría tamaño fondo que pudiese garantizar que España se mantuviera a flote, y podría poner en riesgo todo el camino andado con el Euro. Y antes que a España, habría que ayudar a Portugal, ya que si Portugal se hunde, España iría detrás, debido a los enormes intereses e inversiones que tiene en dicho país.
¿Cómo hemos llegado a esto?
El Euro permitió que los productos manufacturados del norte de Europa accediesen a los suculentos mercados del sur y de centro Europa de forma más fácil, sin riesgos cambiarios. Los países del sur tenían la oportunidad de acceder a esos productos y tecnología de forma más fácil, en un mercado único, aunque a costa de la destrucción de parte de su tejido empresarial, más antiguo y obsoleto, debido a la entrada de nuevos actores del norte, con tecnología y costes mucho más eficientes. Europa se comprometió a paliar esos efectos sobre los países del sur a través de transferencias, los Fondos Estructurales y de Convergencia, y acercar las estructuras de esos países para competir en una mejor igualdad de condiciones con los países del norte. El Banco Central Europeo trazó sus políticas monetarias, desde la creación del Euro, según las necesidades medias de los países que se integraron en la moneda única, pero cómo el peso mayoritario de la economía de la zona Euro recaía sobre la economía alemana, sus políticas iban dirigidas a atender mayoritariamente a las necesidades de ese país. Por eso los países del sur de Europa han sufrido durante varios años tipos de interés demasiado bajos para lo que realmente necesitaban, de manera a activar las economías poco dinámicas de los países del norte. Eso provocó una inflación más elevada en esos países, la especialización en sectores de poco valor añadido, como la construcción y el turismo, pero que proporcionaron la base de crecimiento de los últimos años y la elevación del nivel de vida – no era deseable matar a la gallina de los huevos de oro -, lo que conllevó inevitablemente a la pérdida de productividad y formación de burbujas, financieras e inmobiliarias, que han acabado por explotar de forma abrupta, debido a otras burbujas del contexto internacional.
¿Qué se ha hecho mal?
Yo diría que los fondos estructurales y de cohesión no se han aplicado para desarrollar tejidos industriales de futuro, que pudiesen competir con los países del norte, quizás por falta de interés de los que los financian, para mantener el status quo de sus empresas en los niveles a que están acostumbrados, quizás porque los financiados no han sabido, o querido, utilizarlos correctamente, ya que el dinero fácil nubla la mente, o quizás por la falta de interés de ambos en hacer un control más estricto de la utilización de esos fondos. Diría que los países del sur no han tenido el coraje suficiente para aplicar medidas que impidiesen que las burbujas creciesen más allá de lo razonable, desincentivando, a través de medidas locales, a que dichos sectores de poco valor añadido ocupasen un porcentaje central en sus economías e incentivando otros, de mayor valor añadido, pero de futuro incierto, a que cobrasen mayor relevancia. Diría que Europa no ha actuado como un ente único, que cada uno ha hecho lo mejor para sí mismo, obviando el conjunto y que nos ha llevado a que los riesgos afecten a todos.
¿Cómo mejorar esta situación?
Me gustaría que hubiera políticas sociales comunes a todos los ciudadanos de Europa. No hablo de que cada ciudadano europeo reciba las mismas prestaciones pecuniarias a lo largo y ancho de Europa pero hablo de que el marco sea común. Me refiero a que sería conveniente que un ciudadano europeo, por ejemplo, necesite los mismos años de trabajo y pueda acceder a la jubilación según el mismo cómputo que en cualquier país de Europa, independientemente del número de países en que se haya trabajado. Me refiero a que cualquier ciudadano de un país de Europa disponga de un tiempo mínimo de maternidad o paternidad cuando nazca su hijo, aunque es posible que algunos países dispongan de permisos más amplios. Me refiero a que los tipos de contratos laborales en toda Europa sean homologables y que las prestaciones por desempleo se concedan por un tiempo y porcentaje respecto al sueldo base mínimos en cualquier país, lo que no quiere decir que las prestaciones sean iguales en todos los países. Me refiero a que exista un organismo único europeo que coordine las concesiones de ayudas a las empresas en cada región, gestionando un fondo común, aunque no necesariamente único, al que se puedan añadir fondos de los propios países. Me refiero a que exista una emisión de bonos europeos, que impida lo embaches contra países concretos, aunque estos bonos pudiesen tener un valor en el mercado inferior al que ciertos países disfrutan actualmente con sus bonos propios. Me refiero a que un Hospital de Dinamarca disponga de mi historial médico completo, caso lo necesite, durante mi estancia allí y que no necesite de ningún trámite más que presentar mi tarjeta de salud. Me refiero a tener exclusivamente la nacionalidad Europea. Me refiero a que haya una política educativa común, con un marco base de asignaturas común a todos los países europeos y que se obligue de forma vehemente a que todos los estudiantes puedan a los 16 años hablar una lengua común en todo el espectro europeo. Me refiero a que exista una política comunitaria sobre los servicios y financiación mínimos para la atención a personas inhabilitadas físicamente. Me refiero a que se establezcan las condiciones mínimas comunes en todos los ámbitos de las políticas sociales para que un país esté dentro del marco europeo. Me refiero a que me vaya a Irlanda o a Grecia, o a cualquier otro país Europeo, y que simplemente me sienta en casa, ya que, lo que pasa allí, no es muy distinto de lo que pasa en mi país.
Seguramente el futuro será algo así. Vamos a ver cuántas barreras se nos ponen por el camino.
¿O alguien cree, sin punto de demagogia por el medio, que existe otro camino mejor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario